“La donación de órganos es el acto más puro, generoso, solidario y tan lleno de amor que una persona puede hacer para ayudar a unas seis a ocho personas para seguir viviendo o mejorar su calidad de vida”. Alberto López hoy vive una nueva vida junto a su esposa Rocío Cubilla y sus dos hijos, Sebastián y Álvaro.
El paciente recordó que pese a que fue muy dura su situación de salud tras el diagnóstico en el 2011, hoy se siente agradecido de poder caminar, correr o subir escaleras sin cansarse. “Mi vida es una gran bendición, el trasplante me cambió la vida. Mi calidad de vida mejoró de una manera increíble”.