Luciani fue el último papa italiano. Adoptó el nombre de Juan Pablo al ser elegido papa en agosto de 1978, a la edad de 65 años. Era una figura popular y cercana a los feligreses.
Sucedió a Paulo VI y ha sido el último papa italiano hasta la fecha. Falleció de un infarto apenas 33 días y 6 horas después. Pero, en la madrugada del 29 de setiembre de 1978, una monja descubrió su cuerpo sin vida, sentado en la cama, con los anteojos puestos y unas hojas en las manos.
Lo raro fue que no se realizó una autopsia para confirmar la causa del deceso. Sumado a eso, el anuncio de su deceso estuvo rodeado de incoherencias e informaciones falsas e incluso alimentó la teoría de un asesinato por envenenamiento para impedirle poner orden en los asuntos de la Iglesia y, en particular, en el banco del Vaticano, donde se habían detectado malversaciones financieras.
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Pero esta “hipótesis conspirativa” se debió ante todo a la “calamitosa comunicación” del Vaticano, según Christophe Henning, periodista y autor del libro Petite vie de Jean Paul Ier (Corta vida del Juan Pablo I).
Al igual que Henning, muchos especialistas rechazan esa hipótesis, por considerar que se basa más en un conjunto de coincidencias que en elementos tangibles.
La periodista italiana Stefania Falasca —que apoya activamente la canonización de Juan Pablo I— también desmintió esos rumores en un libro publicado en el 2017 y prologado por el arzobispo Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede (número dos del Vaticano).
Luciani nació en 1912 en el norte de Italia, en una familia obrera muy modesta. Fue seminarista y se doctoró en Teología. En 1969, Paulo VI lo nombró patriarca de Venecia y en 1973 lo elevó a cardenal.
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Considerado como un hombre de consenso, logró durante su breve pontificado imprimir un estilo más sencillo en el ejercicio de su misión, aunque permaneció aislado en el seno de la Curia, el gobierno del Vaticano.
Defendió la oposición de la Iglesia al aborto y a los métodos anticonceptivos, al tiempo que iniciaba una reforma interna.
Muy sensible a la pobreza, también afirmó la importancia de dar un “salario justo” a todos.
En setiembre del 2022, fue beatificado en Roma por el papa Francisco. La misa es la etapa previa a la canonización que eleva a un fiel católico difunto a la dignidad de santo.