“Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída”, le dice a Cristo uno de los discípulos de Emaús. Nosotros podemos sentir muchas veces al día la necesidad de pedirle al Señor que no se aleje de nuestra vida. Nuestras dudas, heridas e inquietudes necesitan airearse a la luz de su mirada.
La luz de Cristo nos ayuda a descubrir la belleza que se esconde en los distintos eventos y personas que conforman nuestra vida. Alguna vez podemos frustrarnos cuando no resultan lo planificado; o le damos demasiada importancia a un desencuentro con una persona cercana; o tenemos la impresión de que la sociedad tiene demasiados problemas. Durante alguna temporada, quizás podemos experimentar con una mayor conciencia nuestras limitaciones. Si nos dejamos llenar por la luz de Cristo, no solo encontraremos el consuelo para sobrellevar todo aquello, sino que podremos adquirir esa “mirada al mundo que, más allá del simple carácter natural, permite ver lo positivo de las cosas y de las situaciones”.
(Frases extractadas de CuaresmaMeditaciones https://opusdei.org/es).
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