Se extractan frases del papa Francisco sobre la lectura de hoy que nos puedan ser útiles en este momento especial: “... El optimismo —explicó— es una actitud humana que depende de muchas cosas; pero la esperanza es otra cosa: “es un don, es un regalo del Espíritu Santo y por esto Pablo dirá que no decepciona jamás”. Y también tiene un nombre. Y “este nombre es Jesús”.
Una confirmación de este concepto la indicó el Papa en el evangelio de Lucas (6, 6-11), en la referencia a la libertad. El relato de Lucas sitúa ante los ojos una doble esclavitud: la del hombre “con la mano paralizada, esclavo de su enfermedad” y la “de los fariseos, los escribas, esclavos de sus actitudes rígidas, legalistas”. Jesús “libera a ambos: hace ver a los rígidos que aquella no es la vía de la libertad; y al hombre de mano paralizada le libera de la enfermedad”. ¿Qué quiere demostrar? Que “libertad y esperanza van juntas: donde no hay esperanza, no puede haber libertad”.
Con todo la verdadera enseñanza de la liturgia del día es que Jesús “no es un sanador, es un hombre que recrea la existencia. Y esto —subrayó el Santo Padre— nos da esperanza, porque Jesús ha venido precisamente para este gran milagro, para recrear todo”. Tanto que la Iglesia, en una bellísima oración, dice: “Tú, Señor, que has sido tan grande, tan maravilloso en la creación, pero más maravilloso en la redención...”. Así que, como añadió el Papa, “la gran maravilla es la gran reforma de Jesús. Y esto nos da esperanza: Jesús que recrea todo”. Y cuando “nos unimos a Jesús, en su pasión con él rehacemos el mundo, lo hacemos nuevo».
… “la carne de Jesús es el puente que nos acerca a Dios ... no la letra de la ley: ¡no! En la carne de Cristo, la ley tiene su cumplimiento pleno” y “es una carne que es capaz de sufrir, que ha dado su vida por nosotros”.