25 abr. 2024

Jara Saguier: La estirpe trinidense

Blas Brítez

Caía la tarde el 14 de julio de 1957, cuando el repleto estadio de Puerto Sajonia de Asunción celebraba la victoria de Paraguay 5 a 0 contra Uruguay, que lo clasificaba para el Mundial de Suecia 1958. Entre ese público que deliraba por los tres goles marcados por el inesperado héroe de la jornada, Florencio Amarilla, se encontraba un niño de siete años cuyo ídolo principal no era el autor del triplete, sino su hermano mayor, Ángel, quien también acababa de marcar un tanto. “Yo era el que llevaba los bolsones de los muchachos”, rememora.

Nacido en 1950 en el barrio asunceno de Trinidad, Carlos tiene apellidos comprometidos con la añeja historia eminentemente futbolera del barrio ubicado al Este de la capital. Como se sabe, los siete hermanos Jara Saguier (Darío, Toribio, Enrique, Ángel, Carlos, Alberto y Críspulo) jugaron al fútbol profesional y en Trinidad. “Trinidense de pura cepa”, es la respuesta que da Carlos cuando se le pregunta sobre sus orígenes. Su padre fue Críspulo Jara Román, fundador y jugador de Rubio Ñu. “Detrás de la cancha vivíamos, cerca del cine Cañizá. Ahí vivían también los Soteras, los Cañizá, los Mutti. Toda esa gente estaba ahí. Mi papá fue fundador y jugador de Rubio Ñu. Después se retiró, pero recuerdo que él me llevaba a la práctica, en el famoso ka’îro. Él se iba con los amigos y de paso yo disfrutaba del verde de Rubio Ñu”, cuenta quien fue el único que no vistió la camiseta del club que fundó su papá. “Alberto, sin embargo, fue el único de los siete que no jugó por Cerro”, contrasta quien, por otro lado, llegó a barrio Obrero en 1968.

“Así fue la cosa”, retrocede en su narración sobre sus comienzos con la azulgrana. “Ese año con mi equipo, el Sport Teleco, de la Radio Teleco, jugamos una final de esos torneos de barrio que organizaban Rubio Ñu, Trinidense o 12 de Octubre de Santo Domingo. Nosotros representábamos a la radio que estaba ahí en Lombardo y Artigas, donde hoy está radio Asunción. Con ese equipo jugamos la final de uno de esos torneos”.

En esa final lo vio un miembro de la directiva de Olimpia, el ingeniero Ashwell, y lo invitó a que jugara por el club. “Fue un domingo esa final, el martes me presenté”, recuerda. “Después se enteró la gente de Cerro, porque con ellos siempre tenía contacto por mi cuñado, el doctor Pedro Recalde de Vargas. Aquella vez él le habló rápido al Gral. Pablo Rojas. El miércoles estaban en casa hablando con mamá y ya llegaron a un acuerdo. El jueves estaba entrenando en Cerro”, completa.

-¿Cómo era Cerro en aquel entonces?

-Cerro era una gran familia. Atención y hospitalidad hubo en el club desde que llegué. El primer partido que jugamos recuerdo que fue contra River. Ganamos 10 a 0 y yo hice 5 goles. En ese tiempo yo jugaba de 10. Me acuerdo que ese año aparecía (Saturnino) Arrúa en la Primera y empezaron las cargadas también para él: “¡Cuidado que viene este!”. Pero cuando llegué a Primera, ya llegué como volante.

-O sea que en Cerro te hiciste volante de contención.

-Siempre jugué de delantero, de centrodelantero incluso. A veces un poco más atrasado, de enlace, pero siempre estuve ahí. Cuando llegué (a Cerro) le encontré a (Julián) Benegas, que era un extremo derecho, Juvencio Osorio, Hugo González, Alcides Bareiro de extremo izquierdo y yo de 10. Esos éramos la delantera. Sebastián Riveros era la contención. Nos entendíamos como si veníamos jugando hacía años. Hablábamos casi el mismo idioma y no me costó mucho entrar en Cerro. Fuimos campeón ese mismo año. En los últimos partidos de 1969 debuté en Primera. En 1970 ya formé parte del plantel hasta 1975.

En las seis temporadas que jugó en Cerro, la de 1973 es una de las más recordadas. Por el campeonato nacional obtenido con un fútbol exuberante y efectivo, por un lado; por el otro, por la campaña en Copa Libertadores, en donde quedó en semifinales contra Botafogo y Colo Colo.

-¿Qué pasó en esas semifinales?

-Fue un año interesantísimo, estábamos a plenitud. Cerro no pudo manejar esas situaciones. La Copa Libertadores es una guerra. Desde que llegas al país del equipo contrario ya te empiezan a hacer la vida imposible. Ahora desapareció eso. Anteriormente, en el aeropuerto ya te estaban molestando. El extrafútbol influía. Eran grandes rivales también. Así fue que en las semifinales contra Colo Colo se perdió feo y ellos terminaron jugando la final contra Independiente.

Paradójicamente, el único de los siete hermanos que no jugó en Rubio Ñu se retiró, siendo a la vez técnico y jugador, en Sportivo Trinidense, en 1987.


Nació en Santísima Trinidad y jugó en el barrio, como sus hermanos.

Fue ídolo de Cerro, de Cruz Azul y subcampeón olímpico como técnico.

Campeón con el Cruz Azul
“Fue también una década muy brillante”, califica Jara Saguier a los años en que jugó en Cruz Azul de México (1975-1983), en donde fue dos veces campeón. En la primera vez que lo fue, en la temporada 1978-1979, hizo el primer gol de la final contra Pumas de la UNAM de Hugo Sánchez. Dos años después, los mismos equipos se volvieron a ver la cara y Cruz Azul aspiraba al tricampeonato: “En 1981 íbamos otra vez por el tri y perdimos en la final contra el Pumas. Fue la única que perdió de las nueve finales que llegó a jugar”, retrocede. También fue la final en la que terminó expulsado por una patada a Hugo Sánchez: “Se puso a insultar a los muchachos y me pidieron que le atendiera un poquito”, ríe durante la entrevista. “Estaba un poquito insoportable el señor”, complementa.

4
fueron los campeonatos que ganó Carlos Jara Saguier con Cerro Porteño: el de 1970 y el tri de 1972-73-74.

1
subcampeonato olímpico logró El Bambino y es el único DT paraguayo en ganarlo. Lo hizo en Atenas 2004.


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