El ejército ruso se apoderó en marzo de la central de Zaporiyia, la mayor de Europa, pocos días después de haber invadido el territorio ucraniano el 24 de febrero.
Los dos bandos se acusan mutuamente de los bombardeos de las últimas semanas en la zona, que despertaron temores de un desastre nuclear.
La inspección del jueves fue llevada a cabo por la misión del OIEA de 14 miembros, incluyendo a su director general, Rafael Grossi, que llegaron al lugar tras un riesgoso cruce de la línea de frente y poco después de nuevos bombardeos en el área.
“Es evidente que (...) la integridad física de la planta fue violada en varias ocasiones”, declaró Grossi al regresar por la tarde a territorio controlado por Ucrania.
“Carecemos de elementos de evaluación” pero “esto no puede volver a suceder”, agregó. El diplomático argentino indicó que varios miembros de la misión permanecerán “hasta el domingo o el lunes para proseguir la evaluación”.
“Tenemos mucho trabajo para analizar ciertos aspectos técnicos”, señaló, aunque sin precisar el número de los inspectores que se quedaron en el lugar.
Grossi indicó igualmente que el OIEA quiere “establecer una presencia continua” en la planta de Zaporiyia.
La misión del jueves, destacó, fue productiva, pues permitió “recabar muchas informaciones”.
“Vi las principales cosas que necesitaba ver y sus explicaciones fueron muy claras”, destacó.
“Hemos podido visitar todo el sitio. Yo estuve en las unidades [de reactores], vi el sistema de emergencia y otros espacios, las salas de control”, acotó. Grossi elogió al personal ucraniano que sigue trabajando en la central bajo control ruso.
“Por supuesto que están en una situación difícil, pero tienen un nivel de profesionalidad increíble”, expresó.
Describió igualmente la “situación bastante difícil” que enfrentó su equipo, que oyó tiroteos durante el trayecto a la central y al cruzar la línea de frente.
Los inspectores entraron en el área desde las zonas controladas por Ucrania. Era una condición de Kiev, que temía que la visita legitimara la ocupación rusa. AFP