“Trabajar en el centro es luchar día a día para no ser asaltada”, dice María Luisa Fernández, que todos los días madruga para llegar a su puesto de comidas, ubicado sobre la calle 15 de Agosto, en pleno microcentro asunceno.
En la opinión de la mujer, la presencia de jóvenes adictos al crac es la constante en la zona y es una dificultad más con la que deben lidiar para conseguir la ansiada reactivación, luego del castigo duro de la pandemia que causó gran impacto en su rubro.
“Es muy difícil trabajar en estas condiciones; la inseguridad es constante. Muchas veces, hay que darles monedas para que dejen tranquilos a los clientes”, agrega la trabajadora que afirma que la hora más crítica es a la madrugada, alrededor de las 4:00, cuando llega desde Luque, para afrontar la jornada.
Al lado de doña María Luisa está la casilla de Pedro González, todo un emblema del microcentro; él es famoso por sus empanadas con pan, que son infaltables para el almuerzo o para el tereré rupa de funcionarios que trabajan por la zona.
Para el trabajador, uno de los principales problemas es la gran cantidad de adictos al crac, que es uno de los detonantes del crecimiento de la delincuencia. “Últimamente tenemos más chespis que clientes. Todos los días tengo gente que me pechea”, explicó.
Pedro ya tiene apartado un puñado de comida para evitar ser asaltado y poder trabajar, como desde hace 35 años se lo ve en el mismo lugar. “Tengo la suerte de no ser robado, pero es difícil el día a día”, reconoció.
Al igual que los demás trabajadores de la zona, el comerciante se vio golpeado, debido a que las restricciones sanitarias hicieron que se quedara sin clientes. “Con la pandemia perdí todo”, reconoció.
OTRAS QUEJAS. La semana pasada, Sigrid Forster, gerente general de Lido Bar, emblemático lugar ubicado sobre la calle Palma, se había manifestado de la misma forma requiriendo más presencia policial en la zona. “La inseguridad va en constante aumento y nuestros clientes están perdiendo el entusiasmo de venir a disfrutar de la calle Palma al aire libre, por lo que le solicitamos que se refuerce la seguridad de la zona céntrica”, decía en una nota que fue ampliamente difundida.
De acuerdo con el escrito, los casos se dan en su mayoría por la tarde-noche y los protagonizan usualmente personas residentes de la Chacarita y zonas aledañas.
Citaron casos de niños que clavaron un tenedor en la pierna de un cliente; amenazas y agresiones a los guardias. “Un adolescente suele pasearse entre las mesas sobre Palma solicitando restos de comida y dinero. Cuando no se le da y el guardia se le acerca para apartarlo de las mesas, el adolescente grita, se aleja y empieza a tirar piedras y cascotes a nuestros clientes”, señaló.
Desde la Policía, indicaron que están en conocimiento de la situación y que pondrán más efectivos en las calles para combatir la inseguridad.
El comisario Alcides Cantero, del Departamento de Seguridad Ciudadana, y el subcomandante Gilberto Fleitas anunciaron el operativo Centro Seguro.
Afirman que la situación por la que pasan los comerciantes del centro requiere de un trabajo en conjunto con el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia, con quienes, afirman, ya empezaron las reuniones.
Últimamente, tenemos más chespis que clientes. Todos los días tengo gente que me pechea algo. Pedro González, comerciante.
Es muy difícil trabajar en estas condiciones; la inseguridad es la constante. Muchas veces, hay que darles monedas. María Luisa Fernández, comerciante.