Agrega que el e-commerce llegó a crecer hasta un 70% respecto del tiempo anterior al Covid-19, además del delivery, que fue la constante como sistema de ventas en la primera fase de la cuarentena inteligente.
“Pero un problema recurrente en este segmento es que el nicho se quedó sin stock (por las restricciones de importación), lo que también hizo elevar a G. 3 millones (promedio) el nivel de dispositivos (especialmente laptop, lo más requerido para el home office y las clases virtuales) que antes de la pandemia costaban en promedio unos G. 2 millones”, destaca la vendedora.
Al reabrirse paulatinamente los locales que posee la empresa en los shoppings, las ventas físicas se notaron tímidamente, según recalca; y ya el e-commerce disminuyó. El negocio tuvo que incorporar otros rubros, como electrodomésticos, productos para cuidado personal, accesorios, impresoras, auriculares y parlantes para readecuarse.