Me invade un sentimiento ambivalente.
Me digo: “Sí, porque probablemente soluciono algo saciando por un momento su necesidad”. Me digo: “No, porque estos chicos deberían estar estudiando y los más grandecitos trabajando en algún establecimiento comercial o industrial”.
Me duelen estos jovencitos, me duele mi país que no pone foco para solucionar la situación de pobreza, desigualdad y falta de empleo, porque no enfrenta ni castiga actividades ilegales, como el contrabando y la evasión en tantos comercios del país.
Paraguay tiene una población joven, lo cual es realmente muy beneficioso para un país. La población (2019) es de 7.152.703 habitantes. La estructura por edad muestra que el 29,2% de la población es menor de 15 años, el 64,2% tiene entre 15 a 64 años y poco más de 6,5% tiene 65 y más años de edad. Una población por sexo muy armónica, que se distribuye en 50,4% hombres y 49,6% mujeres (Datos MCS).
Pero… Paraguay se ubica este año entre los países con el mayor nivel de empleo informal entre las economías de ingreso mediano alto, al presentar una tasa del 71% en este indicador. (*)
Estos números nos invitan con urgencia a tomar medidas, a dar respuestas inmediatas para combatir la informalidad y esto va para mis colegas empresarios y para el Ministerio de Hacienda, de Industria y de Trabajo, que deben hacer mucho mejor su tarea ineludible de vigilancia a los comercios.
Desafío a las autoridades. Si hubiera un poco más de celo por nuestras industrias, deberían controlar en serio las fronteras y censurar a los centenares de puestos de venta que están en las veredas con los mismos productos que producimos hoy en las industrias del país, pero... no pagan impuestos, no generan empleos y perjudican a los sectores industriales formales del país. Evidentemente no hay voluntad política porque no ponen freno.
Desafío a los empresarios. Los rubros que lideran las exportaciones de Paraguay son soja, grasa y carne. Quiero desafiar a mis colegas empresarios que se lancen a darles mucho más valor agregado a estos rubros, a través de emprendimientos industriales que generen más fuentes de trabajo, para que muchos jóvenes puedan acceder a trabajos legales y formales, donde puedan sentirse útiles, seguir aprendiendo, creciendo y por qué no, convirtiéndose algún día en pequeños emprendedores generando empleo, como es el caso de muchos que convirtieron sus sueños y esperanzas en una hermosa realidad.
La bandera de la industria debe ondear con más fuerza en Paraguay.