19 abr. 2024

Indisciplina y fieles aglomerados ponen en duda fiesta de Caacupé

SIN POZO. Tras el caos del fin de semana pasado, Salud pidió el “cierre inmediato” del Tupãsy Ykua. DIFÍCIL. Obispos definirán si la festividad mariana se realizará o no con presencia reducida de fieles.

Adelantados. Cada fin de semana los fieles se anticipan y van a la Villa.

Adelantados. Cada fin de semana los fieles se anticipan y van a la Villa.

Ninguna autoridad o institución se anima, hasta ahora, a anunciar que la mayor fiesta religiosa del país, la fiesta de la Virgen de Caacupé, se suspenderá al público. Justamente por lo impopular de la decisión, nadie se atreve. Ni siquiera desde la Iglesia Católica que, a instancias del portavoz de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), monseñor Amancio Benítez, aclaró que ellos no promocionan esa festividad mariana, aunque tampoco pueden “atajar a la gente”.

Devoción por la Virgencita Azul de los Milagros que traspasa fronteras y que, por eso mismo, no conoce de límites. Como hace ya varios fines de semana, el domingo pasado se produjo una peligrosa aglomeración de fieles en el Pozo de la Virgen o Tupãsy Ykua, donde la gente va a refrescarse y a juntar un poco de agua de manantial, considerada bendita.

En el concurrido sitio, se pudo ver que muchos no llevaban puestas las mascarillas ni guardaban distanciamiento físico. Esto activó la alarma del Ministerio de Salud Pública (MSP) que, al día siguiente, convocó a directores regionales y de dependencias ministeriales para tomar una decisión: “El cierre y la inhabilitación definitiva del Pozo de la Virgen, de forma inmediata”, reveló el Dr. Eduardo Jara, director de la Tercera Región Sanitaria.

“Vimos el fin de semana pasado aglomeración de gente y una indisciplina total de la ciudadanía que visitó dicho lugar; lo cual es un riesgo enorme”, expresó al indicar que ya comunicaron esa decisión del MSP al Obispado y a la Municipalidad de Caacupé, el martes último. “Ellos son los responsables de proceder al cierre”, lanzó.

Para Jara se trata de un “mensaje importante y claro” que dan a la ciudadanía y a otras instituciones. “Esto es dinámico y si hay riesgo mayor de que esto se pueda descontrolar, definitivamente, toda planificación y todo protocolo se va a suspender”, advirtió.

El director de la Regional apuntó que evaluarán, a su vez, la posibilidad de suspender la presencia mínima de fieles, en función del comportamiento que muestren los fieles en el curso de las próximas semanas. En efecto, “ya pudimos constatar la misma cosa” –dijo– en la explanada de la Basílica; es decir, amontonamiento de personas durante la misa dominical.

ANSIEDAD

La desesperación por conseguir un lugar para los días de la novena, hace que la gente busque agendarse antes de tiempo; incluso quieren hacerlo en grandes grupos. Esto es otro elemento en consideración para la decisión de hacer la fiesta con o sin presencia mínima de fieles.

“A pesar de que todo lo que ya se publicó por los medios de prensa, de que estamos sugiriendo que no vengan en grupos masivos, igual todos los días en la Secretaría de la Basílica se reciben pedidos para agendamiento. Hay ciudades que alquilaron, por ejemplo, cinco buses de transporte público que piensan venir el 28 de noviembre. Ellos ya cobraron pasajes, tienen su horario de salida, su horario de retorno, quiénes son los encargados de los vehículos. Nosotros les decimos que tienen que venir antes o después de la fiesta porque así masivamente no van a poder llegar”, cuenta Marina Rodríguez, encargada de Comunicación de la Basílica Santuario de Caacupé.

“La gente no respeta reglas, las normas, se basan en el amiguismo. Nuestro pueblo no está preparado para respetar protocolos; eso pasa incluso acá en la iglesia. La ventaja es que dentro de la iglesia le debemos obediencia ante la Virgen. Pero afuera no hay caso”, ponderó. Otro factor que es analizado es el filtro de control para el ingreso a la Villa Serrana: “Caacupé tiene cuatro accesos principales, pero hay como 31 accesos que son caminos alternativos. Y es imposible controlar porque para empezar no hay personal suficiente”, expuso.

Diego Riveros, intendente de la ciudad, admitió que hay probabilidad de que se haga la festividad sin siquiera la presencia mínima de fieles. “Creo que sí porque se genera un debate interesante; a medida en que van pasando los días se va entendiendo más lo que puede ocurrir o significar todo esto”, dijo.

La última palabra la tienen los obispos, reunidos en asamblea virtual esta semana. Mañana, darán a conocer la postura de la Iglesia sobre si esta fiesta se hará con o sin gente.


Esto es dinámico y si hay riesgo mayor de que esto se pueda descontrolar, definitivamente, se va a suspender. Dr. Eduardo Jara, director de 3ª Región Sanitaria.

Imaginá que la Policía actúe contra gente que está viniendo para pagar su promesa, es muy complicado. Diego Riveros, intendente de Caacupé.

Cada fin de semana va aumentando. El domingo pasado hubo mucha gente, sin tapabocas, con criaturas, con bebés. Marina Rodríguez, de Comunicación de la Basílica.