El expediente ofrece el recuento más detallado hasta ahora de las razones del FBI para allanar el 8 de agosto la residencia de Trump en Mar-a-Lago, un registro originado por una revisión de los archivos que el ex mandatario había entregado a las autoridades y que contenían información confidencial.
Aparentemente, los fiscales buscan determinar si Trump o alguno de sus allegados incurrió en un delito para evitar que agentes federales recuperaran documentos clasificados en posesión del ex presidente.
Antes de la redada, el FBI descubrió “múltiples fuentes de evidencia” de que “documentos clasificados que seguían en Mar-a-Lago”, señala el expediente.
“También reunió evidencia de que registros gubernamentales probablemente fueron ocultados y eliminados (...) y que probablemente hubo un esfuerzo para obstruir la investigación del gobierno”, agrega la presentación.
El Departamento de Justicia describe en particular cómo cuando los agentes del FBI fueron por primera vez a Mar-a-Lago en junio para recuperar varios archivos, un miembro del equipo de Trump les proporcionó “una declaración jurada” de que se trataba de los últimos que se encontraban en la residencia.
Pero durante el registro de agosto, la policía federal encontró unas 30 cajas con documentos tan delicados, desde “confidenciales hasta ultrasecretos”, que los abogados del FBI y del Departamento de Justicia tuvieron que buscar “autorizaciones adicionales” antes de poder consultarlos.
En la última página del informe, una llamativa fotografía muestra documentos incautados por la policía federal, marcados como “Top Secret”, esparcidos sobre una alfombra con motivos florales. ”Terrible la forma en que el FBI, durante la Redada de Mar-a-Lago, esparció documentos al azar por todo el piso (¡quizás fingiendo que fui yo quien lo hizo!), y luego comenzó a tomarles fotografías para que el público los viera”, respondió Trump en su plataforma Truth Social el miércoles, asegurando que los había desclasificado de antemano. AFP