Aunque un gran sector de la sociedad paraguaya no esperaba que pudiera ocurrir, finalmente sucedió. El prolongado juicio oral de más de seis meses contra el ex senador colorado cartista Óscar González Daher y su hijo, Óscar González Chaves, concluyó con la lectura de la esperada sentencia, estableciendo que OGD sea condenado a siete años de cárcel por enriquecimiento ilícito y declaración falsa, y su hijo a ocho años de cárcel por enriquecimiento ilícito, declaración falsa y lavado de dinero. En caso de quedar firme el fallo, ambos deberán cumplir sus penas en la Penitenciaría de Tacumbú.
Aunque la Fiscalía había solicitado una pena carcelaria de 10 años para ambos, la ciudadanía veía con escepticismo que pudiera aplicarse, ya que hasta ahora OGD había demostrado tener gran influencia en las estructuras de la Justicia y el Poder Político. Por algo el ex fiscal Alejandro Nissen, a quien González Daher mandó echar de su función cuando intentó procesarlo en 2002 por la tenencia de un auto robado, sostuvo que el dirigente político era “más poderoso que el presidente”.
Pero el nuevo contexto de cómo se demostraron los delitos del clan González Daher y sobre todo la presión internacional ejercida por el Gobierno de los EEUU, cuyo Departamento de Estado declaró “significativamente corrupto” al ex legislador, contribuyeron a que la sentencia no sea tan leve.
El caso es uno de los más observados por los miembros del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat), quienes están tomando acciones de los avances del Paraguay en la lucha contra el lavado de dinero y otros delitos, antes de decidir si se salva o no de retornar a la lista gris de países sancionados. Para que no hubiera dudas, el asesor legal residente del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Brian Skaret, asistió al juicio, como observador, junto a la fiscala general de Estado, Sandra Quiñónez.
Fue la aparición en el 2017 de unos audios de conversaciones telefónicas que pusieron en evidencia sus operaciones ilegales de tráfico de influencias, sumados a un cambio de coyuntura política al interior del Partido Colorado (la victoria del abdismo sobre el cartismo), los que marcaron el inicio de la caída de OGD y los miembros de su clan, que hasta entonces eran considerados intocables. Óscar González Daher perdió su investidura de senador en dos ocasiones y fue imputado en setiembre del 2018 por enriquecimiento ilícito, lavado de dinero y declaración falsa, junto con su hijo Óscar González Chaves. Luego también su hermano, Ramón González Daher, ex presidente de la APF, fue imputado por lavado de dinero y usura.
Las sentencias contra OGD y su hijo constituyen una importante conquista ciudadana contra la corrupción y la impunidad. Comprobar que quien hasta hace muy poco era un dirigente político oficialista prácticamente intocable, dirigiendo operaciones mafiosas a través de sus conexiones en instituciones de los tres poderes del Estado, finalmente es sometido ante la Justicia es un importante precedente para intentar dejar atrás un sistema todavía inficionado por redes delictivas ligadas a la actividad política. La caída del clan González Daher es importante, pero hay varios otros clanes que también deben caer.