Santa Rosa del Aguaray, Curuguaty y María Auxiliadora forman parte de las ciudades llamadas “emergentes”, puesto que la tasa de crecimiento de los servicios y comercios que se fueron instalando en los últimos años fue exponencial (83% promedio), frente a otras localidades “tradicionales” (Concepción, Villarrica, Caaguazú), que crecieron solo en un 22% promedio en apertura de esos rubros, según el ingeniero Fabrizio Vázquez, de MF Economía.
El profesional realizó un estudio comparativo de las regiones que más se beneficiaron con el derrame proveniente de la soja, maíz, hierbas aromáticas, cadena de valor de la banana, cítricos e intensificación ganadera.
Hoteles, bancos y financieras, farmacias, universidades, venta de autos/motos y de electrodomésticos son los parámetros analizados para diferenciar regiones.
Estos negocios fueron instalándose más en ciertas zonas del país, transformando la dinámica de la economía, contrariamente a otras regiones que no recibieron la inyección de capital traducido en mayor cantidad de estos comercios o entidades. Los resultados son pistas que deberían alimentar políticas públicas particulares y que responden a necesidades específicas de cada una de las regiones, de ciudades intermedias y emergentes, según dice Vázquez.
población. Un detalle no menor es que las llamadas ciudades tradicionales tienen entre 40.000 y 50.000 habitantes; mientras que las emergentes oscilan entre 1.500 y 14.000 ciudadanos.
En su explicación, el profesional menciona que las ciudades denominadas emergentes, a los fines de la investigación, pertenecían anteriormente a zonas ciertamente rurales, con escasa participación productiva. “Pero con el mejoramiento e intensificación del cultivo de soja, maíz, hierbas aromáticas, una interesante cadena de valor de la banana, cítricos, intensificación ganadera e incluso algunos cultivos ilegales, comenzaron a generar flujos de ingresos importantes”, dijo.
Algunos casos, como el de San Estanislao, dan la pauta de que pelean hasta con las capitales departamentales, porque aquella ciudad tuvo mucho mayor crecimiento en instalación de los servicios y comercios que San Pedro, ubicada en el departamento homónimo.
Al decir de Vázquez, el auge de los servicios generó un círculo virtuoso de empleo, oferta educativa para que la población joven ya no migre a otras urbes para estudiar, entre otros. “Es un elemento nuevo para la geografía económica paraguaya, que nos muestra el crecimiento en gran parte impulsado por el boom de los comodities”, asegura.
El fenómeno incluso ayudó a disminuir las asimetrías regionales que históricamente caracterizaron a Asunción y al resto del interior. Cuando plantea aspectos de políticas públicas, menciona que el Estado aún sigue mirando el territorio nacional con una lógica antigua, con una mirada departamental tradicional y con intervención casi igualitaria en todos los departamentos. “Actúa buscando el tesoro con un mapa viejo y desactualizado”, afirma. Los resultados son –a su criterio– pistas que deberían alimentar políticas públicas particulares y que responden a necesidades específicas de cada una de las regiones, porque hay ciudades intermedias y emergentes que constituyen un mapa de oportunidades, donde se pueden apreciar desigualdades.
