Durante este intempestivo confinamiento empresarial –que no sabemos bien cuándo va a finalizar– las actividades deben de continuar, pues de hecho estamos pagando por esa “disponibilidad de mano de obra y capacidad”. ¡Tenemos que mantenernos a todos ocupados! Se pueden realizar muchísimas tareas que se vienen postergando porque la rutina no dejaba espacio para que se hagan, así esas futuras eficiencias compensarán en algo las pérdidas aún incuantificables que tendremos. Algunos ejemplos son los siguientes:
Implementar mejoras de procesos. Siempre existe el espacio de las mejoras continuas, hacer más con menos o hacer mejor con lo mismo. Las mejores y más simples ideas están adentro de la cabeza de nuestros cercanos colaboradores, en lugar de los libros fantásticos de consultores iluminados. La sana moral es: si hoy pagas mi salario cuando no tienes ingresos, por lealtad te retribuyó con mis mejores ideas para preservar nuestra empresa.
Poner al día todo lo que está atrasado. Esto ocurre en las mejores empresas. Siempre existen proyectos atrasados, informes incompletos, ejecuciones pendientes, análisis inconclusos. Ese software que no funciona completamente, aquellas discrepancias en los inventarios físicos, los archivos contables traspapelados, auditorias internas pendientes, reconciliaciones irresueltas, y demás cosas que están escondidas debajo de la alfombra.
Encuestar a nuestros clientes. El que asume que sabe todo lo que su cliente necesita está viviendo en un termo. Todos tenemos más tiempo para hablarnos por los medios digitales, video conferencias, etc., y a través de los mismos identificar las necesidades que nuestros productos y servicios no satisfacen completamente. No hay mejor conversación que aquella directa entre el que produce y el que compra. A poner a todos los de ventas a llamar a pedir feed-back, a mantener fuerte el vínculo hasta que pase el pánico. Lo ideal es recibir una llamada donde el otro diga: hoy no te llamo a venderte, te llamo a pedir tu consejo de lo que puedo hacer mejor.
Mirar adentro para ser una mejor empresa donde trabajar. Las crisis colectivas son oportunidades de aproximación entre todos en la empresa. Ahora se tiene la oportunidad de cambiar la mirada, entender que en la crisis o “construimos juntos” o nos va a ir mal a todos, en la consecuencia “juntos estamos”. Las personas sanas al enfrentar miedos buscan acercarse y protegerse en grupo. ¡Lo mas probable es que la empresa registre una pérdida en este periodo, por lo que vamos a ayudarnos todos para preservarnos todos! Estamos todos interconectados, interdependientes, donde cada vez más la suerte y el destino se decide en grupos por acción y omisión. En la era de la “red”, las estrellas, los imprescindibles, los sabelotodo, importan cada vez menos.
Este tipo de crisis también crea espacios de oportunidades. Ya que vamos a perder ocasionalmente rentabilidad, NO perdamos la oportunidad de mejorarnos, de consolidar una conciencia colectiva de sinceridad en busca de perfeccionamientos. Todas estas coyunturas fomentan acercamientos, para así salir fortalecidos. Y no solo los empresarios, pues el país nos necesita a todos y solo entre todos saldremos adelante.