Las escenas se repetían en toda la región parisina: pocos metros y trenes suburbanos repletos y estaciones colapsadas. Nueve de las 15 líneas del metro de la capital francesa estaban cerradas y sólo dos, automatizadas, funcionaban normalmente.
“Hay menos transportes que la semana pasada. El viernes pude tomar un autobús para ir a trabajar, pero hoy es imposible”, suspiraba Raffaella, una funcionaria pública que esperaba un autobús junto a decenas de personas.
CONVOCATORIA. No se espera ninguna mejora para hoy, día en el que los sindicatos convocaron a nuevas huelgas y manifestaciones, tras el éxito de la primera jornada de movilizaciones que el jueves pasado reunió a 800 mil en las calles.
La compañía nacional de ferrocarriles SNCF indicó que funcionarán “entre 15 y 20%” de su tráfico habitual, con un servicio internacional “muy perturbado“. Air France anuló para hoy cerca del 25% de sus vuelos internos y el 10% de los vuelos de media distancia.
Ante la falta de transporte público y con fuertes lluvias, muchos optaron por tomar sus vehículos. Esto creó más de 600 kilómetros de atascos en la región parisina, tres veces más de lo normal.
Asimismo, siete de los 25 depósitos de autobuses parisinos amanecieron bloqueados por huelguistas, por lo que apenas un tercio de los buses que circulan en tiempo normal en París pudieron salir. La situación comenzaba a provocar malestar.
“Es demasiado, abusan. Con las jubilaciones hay cosas que hacer. Ya no son las mismas condiciones difíciles de antes. Y las enfermeras que trabajan la noche y los fines de semana no tienen las mismas ventajas”, decía Brigitte Lefebvre, jubilada, mientras esperaba para subir al tren.
Los sindicatos ya “reflexionan” en convocar una nueva jornada de movilización para este jueves. Bajo presión máxima, el ejecutivo prevé presentar mañana su reforma, de la que solo se conocen grandes líneas.
El máximo responsable de jubilaciones, Jean-Paul Delevoye, quien redactó la reforma, ya se reunió con los sindicatos para superar la crisis. En tanto, los sindicatos siguen firmes. “No cederemos hasta que retiren” la reforma, en la que “no hay nada bueno“, dijo Philippe Martinez, secretario de la CGT, una de las centrales del país.