29 mar. 2024

Honestidad y servicios de calidad deben ser prioridad en comunas

Lo que debió haber sido una verdadera fiesta ciudadana en todo el país, quedó reducido a un mero acto protocolar en el que asumieron sus cargos los nuevos intendentes y concejales. En muchos casos se trata de profesionales con buena formación técnica, pero también hay rostros muy conocidos, tristemente célebres algunos, por estar vinculados con casos como el de las dudosas compras realizadas durante la pandemia en Asunción; el de un concejal en Luque condenado por enriquecimiento ilícito y en Ñeembucú, donde existen sospechas de vínculos con estructuras delictivas. Con tales credenciales es poco lo que una ciudadanía desencantada puede esperar. Las autoridades comunales solo podrán recuperar la confianza de la ciudadanía si llevan adelante gestiones honestas y transparentes y brindando servicios públicos de calidad.

Los municipios son las comunidades de vecinos con gobierno y territorio propios, que tienen por objeto el desarrollo de los intereses locales. El gobierno municipal es ejercido por la Junta Municipal, que es un órgano normativo, de control y deliberante, mientras que la Intendencia Municipal es la que administra la Comuna.

Las municipales son por definición las autoridades más cercanas a las necesidades de la gente, por tanto deberían estar en la posición de conocer sus problemas, y con los recursos a su disposición poder resolverlos. No tienen más función ni razón de ser que trabajar para lograr el bienestar de los ciudadanos.

Sin embargo, en el país son pocas las excepciones de comunidades que no estén hartas y descreídas de sus autoridades; y son cientos de miles los ciudadanos que lamentan incluso tener que pagar sus impuestos a autoridades que son sospechosas de actos de corruptela o directamente están siendo investigadas por el Ministerio Público y que sobre todo son incapaces de proveer servicios públicos de calidad.

Uno de esos casos, ejemplares, es Asunción, ciudad en la que Óscar Nenecho Rodríguez asumió nuevamente como intendente, en medio de una tormenta de desconfianza, duda y recelos por parte de una población cansada de las deudas históricas y de la corrupción.

Mientras el intendente anunciaba sus promesas y proyectos de obras, un grupo de hurreros hacía el coro cuando Rodríguez se refería a las acusaciones de gastos dudosos durante la pandemia. Recordemos que la Municipalidad de Asunción pagó 885.000 guaraníes por un saturómetro, y por desinfectantes 259.600 guaraníes, en momentos en que el país entero clamaba por camas de Terapia Intensiva y medicamentos, y las polladas le daban una mano a la escuálida salud pública. Pero Nenecho lo negó todo y de paso acusó a la prensa que puso la lupa sobre su gestión; y refirió de manera insistente que existen “medias verdades”.

En el Sur, el intendente electo de Mayor Martínez en Ñeembucú, Ariel Arce, asumió el cargo bajo sospechas de contribuir con estructuras delictivas, como proveedor de marihuana. Perteneciente también al Partido Colorado, Arce asumió el cargo sin ningún inconveniente. El nuevo intendente y su hermano Hugo están en la mira de las autoridades argentinas, quienes sospechan que ambos son proveedores de marihuana y que otros se encargan de hacerla pasar a territorio argentino.

En Luque, el acto de juramento del nuevo intendente y nuevos concejales resultó un evento bochornoso, debido a los incidentes generados por la presencia Óscar Rubén González Chaves, hijo del fallecido político Óscar González Daher, debido a su reciente condena por enriquecimiento ilícito.

Los municipios en el Paraguay tienen una larga lista de deudas pendientes con la ciudadanía. La mala gestión y la corrupción afectan de manera directa la calidad de los servicios que se prestan a los vecinos.

Es urgente que las autoridades municipales recuperen la credibilidad y la confianza y eso será posible solamente si en los próximos cinco años consiguen administrar sus municipios con honestidad y con total transparencia de sus acciones.

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