El hombre comentó desde el taller montado por la cartera de Justicia que cree que se está tomando en serio la estimulación temprana de niños, apartada de juguetes bélicos y el daño que generan algunos videojuegos.
Según el Ministerio de Justicia, en el taller se percibe la fragancia de la madera de pino en medio del chirrido de la caladora, la lijadora y las demás herramientas de carpintería, donde Abelardo y sus dos aprendices se pasan 8 a 9 horas al día para dejar listos los trocitos de madera.
Estos serán convertidos en trencitos, torres de encastre, tablas numéricas, arco iris, perritos de arrastre, cámaras de fotos, bloques de castillo, rodarios de encastre, ovejitas para enhebrar, bloques de construcción y combo de autos.
Los trabajadores deben procesar la madera, darle el acabado para luego entregar a una firma que le añade pintura y detalles con accesorios. Esta firma que descubrió su talento lo contrató en junio y ya lleva fabricado más de dos millones de piezas pensadas para la educación de niños.
Abelardo, a sus casi 9 años de encierro, encontró la oportunidad de elaborar juegos para la firma “Moirü Juguetes Didácticos” que apoya a la reinserción de personas privadas de libertad. El dinero generado le ayuda a pagar los estudios de sus 5 hijos.
Los niños tirados al piso jugando
“Pienso en los niños tirados al piso creando sus mundos con mis juguetes, cómo no voy a ser feliz. Estos juguetes son de ayer y hoy, son baratos y duran toda una vida,” declaró. Abelardo finaliza su historia como un pequeño escondido detrás de un hombre trabajador, amante de su oficio y con planes a futuro.