Fernando Rodas Galeano, el principal sospechoso del crimen de Analía Rodas, debía guardar prisión en el penal de Tacumbú, aunque aclararon desde el Ministerio de Justicia que esta penitenciaría de momento se encuentra cerrada.
El abogado Diego Lansac, que asesora a la familia Rodas, explicó que el hombre debe recibir un cuidado especial estando tras las rejas, por sus problemas depresivos.
“Se le pide a la Fiscalía que le revise un médico para que no ocurra una desgracia estando privado de su libertad”, había mencionado el profesional del Derecho.
La familia de la joven teme que el sospechoso atente contra su vida en su lugar de reclusión, como ya ocurrió con otros detenidos.
Uno de los últimos hechos se dio en el 2019, cuando el médico Aldo López, que estaba recluido en Tacumbú por un caso de feminicidio, se quitó la vida en su celda del sector Admisión.
Fernando habría confesado a los intervinientes que acabó con la vida de su hermana.
El crimen habría ocurrido luego de una discusión, cuando Fernando le dio un fuerte golpe en la cabeza. “(El hermano) contó que tras una discusión que tuvieron en la cocina, él la empujó contra la pared. Quedaron rastros de sangre sobre la pared y él pintó esa parte, se nota la diferencia del color”, explicó a Monumental la fiscala Laura Ávalos, que investiga este caso.
Los intervinientes aún no se explican el motivo de semejante crimen y continúan con la investigación para llegar al fondo de la cuestión.
Ávalos cuenta con el apoyo de sus colegas Lorenzo Lezcano y Carina Sánchez para las tareas investigativas.
El martes se realizó un procedimiento en la casa de la joven fallecida, donde hallaron su teléfono celular.
Hasta el sitio fue llevado Fernando, que dio las coordenadas del lugar donde había enterrado el aparato. Esto, junto a otras evidencias que se levantaron, será clave en la investigación, mencionaron.
ANTECEDENTES. Analía Monserrat Rodas Galeano (34) fue vista por última vez el 27 de noviembre de 2020. El 7 de diciembre, sus familiares hicieron la denuncia en la Comisaría de San Antonio y se designó a la fiscala Laura Ávalos para la investigación. Siete meses después fue hallada muerta en el patio de su casa.