–Días atrás mencionó que un sector del PLRA le ofreció la candidatura a la presidencia. ¿Cómo van esas conversaciones?
–Son conversaciones que se mantienen en la medida que surgen voces opuestas al oficialismo partidario. No estoy en ningún proyecto presidencial en forma individual. Simplemente transmito la inquietud de sectores del Partido Liberal que no están conformes con la imposición de candidaturas y que sostienen un razonamiento con criterio democrático. Y segundo, yo no voy a involucrarme en la interna partidaria porque respeto los liderazgos internos del partido. Lo que cuestiono son las ideas y no las personas. Cada quien hizo méritos suficientes para estar donde está y eso hay que reconocerlo. La militancia política en este país nunca ha sido fácil para la oposición al Partido Colorado.
–¿Cómo se debe articular la oposición para ganar las elecciones en el 2023?
–Necesitamos entrar al siglo XXI con armas para posicionarnos como país y dar un salto cualitativo que nos engrandezca y brinde tiempos mejores para todos los paraguayos, y no podemos hacerlo con prácticas políticas del siglo XIX. En medio de una crisis, que hasta diría que es una crisis civilizatoria, seguir pensando en elegir un caudillo sin previamente tener un consenso sobre ideas y objetivos compartidos, es un anacronismo patético. Necesitamos construir consensos, no componendas de cúpulas, este modelo está agotado y no nos lleva a nada. Creo que si la oposición no se aglutina en torno a una construcción política convergente, un proyecto basado en un consenso realista, no tiene posibilidades de ser una verdadera alternativa al Partido Colorado, que sabe unirse para mantenerse en el poder. Y tiene recursos más que suficientes, aunque ahora se encuentra en su peor momento político porque a esta claque colorada ya no le soportan ni sus propios afiliados. Pero si no ven esos mismos colorados una alternativa en quien confiar, volverán a elegir a los mismos demagogos y pillos de siempre. Y no es que prefieran el masoquismo político, pero ojo, son realistas: ¿Por qué se mudarían a apoyar algo que ven como más de lo mismo pero más pererî (flojo), con menos oficio, con menos capacidades?
–¿Cuáles son los principales desafíos que debe encarar el gobierno electo en el año 2023?
–Son muchos. El Paraguay pospandemia no puede seguir siendo el mismo. De alguna manera los principales desafíos de cara al 2023 lo hemos abordado en el libro Cartas a Marito o la sordera del Estado burocrático.
Debemos encarar reformas estructurales en salud, educación, infraestructura, refuncionalización del poder municipal y especialmente la renegociación del Tratado de Itaipú, que exige una posición estratégica, técnica y moral solvente para enfrentar al coloso de Brasil y reivindicar nuestra soberanía energética.
–¿Cómo cree que quedará el país tras 5 años del Gobierno de Mario Abdo?
–Marito solo es parte del problema. Aquí la gran deuda de las claques gobernantes del Partido Colorado es con la construcción de un estado de derecho que nos permita vivir en democracia. La dictadura ha prostituido todas las instituciones. La corrupción es lo único que se ha democratizado. La impunidad para los amigos del poder es total. En estas condiciones avanzar es muy difícil porque la sociedad civil se termina contaminando de las mismas prácticas al igual que la oposición. Sin una mejor educación crítica y científica no podremos resolver nuestros graves problemas sociales y económicos. La macroeconomía podrá estar muy bien, pero eso solo no resuelve la tremenda desigualdad y la pobreza que existe.
–¿Cómo es la tarea de hacer oposición en la Cámara de Diputados frente a la aplanadora colorada?
–Los vicios políticos se han osificado en las estructuras de este país. Este ejercicio de controlar el poder desde mi banca en el parlamento me ha permitido medir la temperatura infernal de una institución que arde en las cenizas de su propia incompetencia, donde solo se satisfacen intereses personales o sectoriales. Creo que la oposición ha sido útil a la ciudadanía en una actitud de denuncia permanente a pesar de ser una gota en el desierto, pero somos una inmensa minoría frente a la trituradora politiquera de las mayorías. Por eso es la ciudadanía la que tiene una deuda con el Paraguay. Han convertido a los partidos en religiones. Se votan creencias, familiares o amistades. No pueden seguir votando a esta misma gente. No vamos a mejorar la calidad de vida de la mayoría de los paraguayos porque a ellos (los electos) no les importa. La generalidad de las leyes que se aprueban es de imposible cumplimiento por estar mal elaboradas, se contradicen o sirven para apagar incendios coyunturales. Necesitamos urgentemente mejorar la calidad política de nuestros representantes o seremos inviables como país.
–¿Qué opina de Horacio Cartes y su influencia en el Gobierno, en el Congreso, en la Fiscalía?
–Es un hombre muy poderoso económica y políticamente. Ha utilizado su poder para beneficiarse del funcionamiento tribal y cuasi religioso del Partido Colorado. Lo que no se puede comprar se castiga. Eso le da una influencia eficaz en todos los niveles del poder. Es un verdadero obstáculo para la construcción democrática porque para ello se necesita de una cultura pluralista y tolerante que a su edad me parece difícil que se ponga a cultivar, y que ha dado muestras de no interesarle. Por eso si la ciudadanía no resiste la tentación de la plata fácil estamos perdidos.
–Vivimos en un país altamente machista. ¿Podrá una mujer llegar a ser presidenta?
–Es tiempo de las mujeres y los hombres deberán comprenderlo. Nuestra sociedad necesita evolucionar y entender que la única manera de tener una visión compartida y decisiones verdaderamente democráticas es aceptando el derecho de la mujer a ejercer un rol protagónico en la toma de decisiones políticas, sociales, culturales, educativas y económicas, en absoluta paridad con los hombres. Capacidad y compromiso nos sobra.
La ciudadanía tiene una deuda con el Paraguay. Han convertido a los partidos en religiones. Se votan creencias, familiares o amistades. No pueden seguir votando a esta gente.
Horacio Cartes es un verdadero obstáculo para la construcción democrática porque para ello se necesita de una cultura pluralista y tolerante.