En el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) están registrados los mataderos Centurión y Florentín Ayala, de la ciudad de Carapeguá, así como Tío Kelé y JM, de Luque. Estos sitios tienen permisos para trabajar con equinos, aunque también sacrifican bovinos.
Anualmente estos mataderos ingresan a sus instalaciones unas 18.000 cabezas de caballo, según el director de Calidad e Inocuidad del Senacsa, Julio Barrios. Sin embargo, varias instalaciones operan en la ilegalidad.
El profesional explicó que generalmente estos animales no son criados para la obtención de carne, son más bien caballos viejos y flacos, que se usan para fabricación de embutidos.
Si bien su venta y consumo están permitidos, la incautación de más de 7 toneladas de carne equina en la última semana se realizó porque las cargas carecían de certificados sanitarios.
Acerca de su comercialización como carne bovina, en el caso de las faenas legales, Barrios argumentó que no es competencia del Senacsa verificar o reglamentar la información que debe llegar al consumidor final. Atribuyó la responsabilidad a otros entes, entre ellos el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición.
Solamente por laboratorio se puede determinar si la carne corresponde a la especie bovina o equina.