El presidente de la Autoridad de Inteligencia Financiera del Vaticano (AIF), Carmelo Barbagallo, anunció que se levantaba la suspensión y de esta manera se permitía “reanudar la colaboración con las Unidades de Inteligencia Financiera de otros países”.
“La decisión sigue a las aclaraciones dadas por la AIF a Egmont sobre las circunstancias de carácter excepcional en relación con los hechos que dieron lugar a la orden de suspensión”, agregó Barbagallo.
Desde hace siete años, el AIF forma parte del Grupo Egmont, el foro mundial que actualmente reúne a las unidades de inteligencia financiera de 152 países y jurisdicciones y en cuyo contexto se comparten las normas y buenas prácticas para la colaboración y el intercambio de información a nivel internacional.
EL grupo Egmont había suspendido su relación con el Vaticano después de la irrupción el pasado 1 de octubre en la sede de la AIF del Cuerpo de Gendarmería del Vaticano, a petición del Promotor de Justicia en el marco de una investigación a algunos empleados.
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Carmelo Barbagallo fue nombrado nuevo presidente de la AIF, entidad que se ocupa de revisar las finanzas de la Santa Sede y luchar contra el blanqueo, el pasado noviembre, después de la salida del suizo René Brülhart.
La forma con que Brülhart condujo la AIF fue objeto de controversias en el pasado, hasta el punto de que el pasado mes de mayo el entonces portavoz interino de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, tuvo que aclarar que no había ningún procedimiento ni investigación judicial contra él.
Sí que está en cambio siendo investigado por la fiscalía vaticana el que ha sido su “mano derecha” en la AIF, el director Tomasso Di Ruzza.
Según adelantó en octubre la revista L’Espresso, Di Ruzza y otros cuatro funcionarios de la Curia romana son sospechosos de los delitos de “malversación, estafa, abuso de poder y blanqueo de capitales” por la compra de un edificio en Londres.