El anciano, apellidado Lin, vivía solo desde la muerte de su esposa, cinco años antes, hasta que hace tres meses un perro callejero le siguió hasta su casa y terminó por convertirse en su única familia.
Lin aseguró que el animal le trajo “la mayor alegría de su vida anciana”, por lo que, tras su muerte, se presentó en un cementerio a las afueras de Chengdu (en la provincia china de Sichuan), con la intención de organizar su funeral.
Según relata un responsable del cementerio, al principio eran reticentes a organizar el evento pero al final no pudieron negarse ante los ruegos del anciano profesor que, además, “no regateó el precio”.
Tras el funeral del perro, el cadáver del animal descansará en un lugar especial elegido por Lin, junto al que se plantará un árbol. EFE