Por Édgar Medina
CIUDAD DEL ESTE
La galería Scappini Mall, ubicada sobre la avenida Adrián Jara de Ciudad del Este, no es propiedad de la familia de Dalia María Scappini Campos, secuestrada el martes pasado en Asunción.
Los dueños del edificio tienen una relación de parentesco, pero una nula relación personal con la familia de la mujer secuestrada en la capital del país según se supo.
Dalia Scappini, secuestrada en Asunción, nunca recibió ni va a recibir dinero por la galería, primero porque aún no fue vendida y segundo porque ni ella ni su familia es propietaria del inmueble, por lo que es falsa la información en el que se menciona que la mujer abría recibido dos millones de dólares y que sería este el botín perseguido por los plagiadores, por lo que las investigaciones, que en principio apuntaban a Ciudad del Este se van diluyendo.
El nombre de esta galería saltó a los medios debido a un conflicto existente entre la empresa que la administra y los actuales ocupantes, conflicto que derivó en el sonado caso del supuesto pedido de coima del fiscal Miguel Ángel Kunzle. Este abría pedido dinero a cambio de imputar a los ocupantes del inmueble.
El edificio es administrado por una Sociedad Anónima. El abogado de la firma, Víctor Benítez Rodas, confirmó que efectivamente el inmueble está a la venta y que la transacción no se puede concretar debido a que los ocupantes se resisten a dejar el lugar.
Se sabe que Francisco Scappini, dueño el edificio, es primo del padre de Dalia.
Según los datos, la familia Scappini Campos sí estuvo instalado en Ciudad del Este hasta mediados de la década del 90, tiempo en el que cerró un supermercado, que tenían en el microcentro, para luego vender el local e instalarse definitivamente en Asunción.
DESMENTIDO. Al día siguiente del secuestro, uno de los integrantes de la familia Scappini Campos ya había salido a desmentir las versiones que hablaban de que el móvil del plagio de Dalia María había sido la venta de una propiedad que tenían en Ciudad del Este
Una de las hipótesis de las investigaciones era que los secuestradores iban detrás de ese dinero. Ahora se sabe que dicha suma no existe y que la propiedad no pertenece a la familia de la secuestrada