El tiempo es un elemento que pasa, se “diluye” y ya no se recupera. Por ello, el máximo aprovechamiento de las horas de cada día, es uno de los principales desafíos para alcanzar un equilibrio entre actividades, objetivos, recreación y descanso. Son muchas las actividades que dejamos de hacer por no saber distribuirlas en forma y eso nos lleva a un estado de estrés y frustración.
Especialistas del sector aseguran que aprovechar el tiempo puede marcar la diferencia entre ser una persona exitosa, y ser una que vive basada en límites o postergaciones. El buen uso del tiempo permite alcanzar objetivo.
Aprovechamiento.
La página LesRoches.edu menciona algunas formas de “sacarle el jugo” a nuestro día a día. En primer lugar indica que es necesario invertir tiempo en planificar; cuando estamos muy ocupados, “malgastar” tiempo en algo como planificar puede parecer contrario al sentido común (como si no tuviésemos ya bastantes cosas que hacer). Sin embargo, invertir unos minutos en fijar objetivos y planificar tus tareas es una gran ayuda para incrementar tus niveles de concentración, mantener la procrastinación a raya y centrar tus esfuerzos en aquello que es verdaderamente importante.
Distingue entre lo importante y lo urgente. Normalmente, nuestros días están plagados de distracciones; llamadas, emails, tareas pendientes, etc. Por lo general, y de forma automática, “reaccionamos” ante estas tareas y tratamos de completarlas porque se presentan justo delante de nosotros pidiendo nuestra atención. Es por ello que rara vez nos tomamos el tiempo necesario para evaluar si estas tareas son realmente importantes o solo lo parecen; y deberíamos hacerlo, ya que esas cosas de menor importancia consumen un tiempo y energía que podríamos estar invirtiendo en algo realmente importante.
Energía y planificación
Otro punto a tener en cuenta es la gestión de energía y la planificación de los descansos cortos. Nuestros niveles de energía varían a lo largo del día: hay horas en las que nos sentimos más activos y con más energía, mientras que en otros momentos nos sentimos cansados o incluso somnolientos.
Si identificamos las horas en las que nuestra energía está en sus más altas cotas y asignamos nuestras tareas más exigentes a esas horas siempre que sea posible, nos aseguramos de que invertiremos la mayor cantidad de energía posible en esas tareas.
Como humanos que somos, nuestra capacidad de concentración es limitada, cuanto más tiempo dedicamos a una tarea sin descansar, más cansados estamos y menos eficaces somos. Cuando estamos en ese punto, en lugar de presionarnos para terminar, resulta más efectivo tomarnos unos minutos para estirarnos, caminar un poco, o charlar con algún compañero. Pueden parecer una pérdida de tiempo, pero estos pequeños descansos tienen un gran beneficio: cambian el foco de atención hacia otras cosas y ayudan a despejarse y refrescarse, lo que permite volver posteriormente a la tarea con energías renovadas y de manera más efectiva.
Vivimos en la época de la multitarea, vemos a aquellas personas que parecen capaces de hacer varias cosas a la vez como el pináculo de la productividad humana. Sin embargo, tal y como sugiere la evidencia científica hasta la fecha, la multitarea te hace menos productivo: saltar constantemente de una tarea a otra lleva en realidad más tiempo y aumenta el número de errores en dichas tareas.
Entonces, ¿cómo podemos ser productivos cuando tenemos tantas cosas que hacer? En realidad, poner toda nuestra atención en una tarea nos ayuda a realizarla mejor y en menos tiempo; una vez terminamos, ponemos toda nuestra atención en la siguiente, y así hacemos con todos los compromisos. De este modo veremos aumentar tanto nuestra productividad como la calidad de nuestro trabajo.