“Le dieron una pena ridícula, inentendible para la sociedad, incomprensible y, sobre todo, indignante”, criticó con tono contundente el fiscal Rubén Moreno, la irrisoria pena de donar 5 millones de guaraníes a un hospital que le impuso la Justicia al sacerdote católico Félix Miranda Gamarra, que fue condenado a dos años de cárcel por abuso sexual a menores, pero con suspensión condicional del cumplimiento de la prisión.
El Tribunal de Sentencia integrado por el juez Blas Zorrilla, como presidente y Fabián Iglesias y Nelio Prieto, como miembros, concedió al cura la suspensión condicional de la pena. Iglesias, uno de los miembros justificó la decisión que tomaron alegando que el religioso no tiene antecedentes y en todo momento colaboró con la Justicia.
Miranda deberá cumplir ciertas normas impuestas, además de la donación en efectivo al Hospital de Encarnación, que son la prohibición de acercarse tanto a la víctima como a la madre y concurrir a firmar un libro del Juzgado mensualmente.
Hace dos años. Los antecedentes se remiten al año 2016, cuando el sacerdote –ahora condenado– era cura párroco de la iglesia de San José Obrero, de Itapúa. La víctima acusó al cura de manosearlo y, finalmente, se llegó a juicio oral.
De acuerdo a la versión de fuentes consultadas, el adolescente puede pedir un resarcimiento por los daños ocasionados, aunque sería imposible reparar el daño moral causado en el niño.
El fiscal adelantó que apelará para conseguir los cinco años que el Ministerio Público solicitó para el acusado.
Por su parte, monseñor Francisco Pistilli, obispo de Itapúa, dijo que colaboró con la víctima desde el inicio, recibiendo la denuncia y su pedido de justicia. En el comunicado dijo también que actuó con transparencia para que se pudiera proteger al menor y abrir una investigación.