Remanentes de caprichos de estructuras anteriores, como la improvisación en zona defensiva de los laterales que entorpecieron el funcionamiento tanto en zona defensiva como en ataque, con paupérrimo desempeño de Junior Alonso que arrastra meses sin jugar y de Robert Rojas, que nunca pudo acomodarse en el puesto, a pesar de su alto nivel en River Plate. En la zaga también el punto flojo estuvo en el anticipo, siendo una estructura con muchas grietas, situación bien aprovechada por el local con efectividad, mientras que en la mitad de cancha Óscar Romero estuvo muy impreciso, haciendo lenta la transición y con poca actitud para acompañar en ataque
Para destacar otra vez el despliegue de Richard Ortiz, que volvió a poner mucho carácter en una zona en donde la circulación pesó con efectividad en el local y el temperamento del experimentado volante brindó algo de equilibrio por momentos. Otro punto interesante fue la osadía y determinación de Julio Enciso para tomar decisiones individuales que hizo romper por momentos la zona de contención de la bicolor.
Se va un proceso más, con la tercera frustración, segunda para una generación marcada por la derrota como principales responsables en la conducción con Robert Harrison, el artífice de la derrota que tuvo demasiada paciencia y poca virtud ganadora para sostener a un entrenador sin jerarquía ni con los pergaminos suficientes para lograr un objetivo mundialista como lo fue Eduardo Berizzo.
La tarea para la conducción encabezada por Guillermo Barros Schelotto estará en cambiar el chip de decepción en un grupo que será el encargado de encaminar a los nuevos valores que asoman, buscando recuperar esa mística de juego en conjunto, pensando a futuro ya que queda mucho por corregir y demasiado por mejorar.
Gianluca Lapadula
El delantero fue efectivo para marcar la diferencia en un momento clave. Además aportó movilidad y asociación.
Paraguay no estuvo a la altura y cedió ante Perú que celebró su pase al repechaje.