13 jun. 2025

Festivales competitivos, semilleros de nuevos y jóvenes talentos folclóricos

Por Rocío Cáceres

Roscer Díaz.  El requintista escogió a la música como profesión.

Roscer Díaz. El requintista escogió a la música como profesión.

rcaceres@uhora.com.py

Los festivales de las ciudades del interior tienen su encanto, aparte de ser tradicionales y dar lugar a la música paraguaya, pues sirven de plataforma para que jóvenes talentos locales hagan gala de su destreza y puedan hacerse notar.

Rescatar estas cualidades artísticas para llevarlos a otros festivales es la tarea de varios certámenes, como el del Festival del Lago Ypacaraí, el del Ñandutí y el del Takuare’ê, semilleros indiscutibles de grandes artistas, que luego van ganando su espacio en el ámbito musical.

Uno de los mayores escenarios competitivos es el de Takuare’ê, que desde 1977 se realiza en Guarambaré. “Solamente de Guarambaré surgieron Virginia Aquino, Hebert Cáceres, Sixto y Juanjo Corvalán, Marcelo Ojeda, David Portillo, Susana Saldivar, entre otros”, destaca Vaesken, al tiempo de señalar que se hace un esfuerzo importante para conseguir “un grupo de jurado ad honoren que recorra el país, y otro para la jornada central”, a fin de garantizar la transparencia y calidad de las decisiones.

Entre los muchos talentos que surgieron de estos eventos también está Rebecca Arramendi, que con solo 15 años, en 1999, ganó como solista de campo y el trofeo revelación del año en Takuare’ê. “Había ganado el festival del Ka’avo de J. Augusto Saldívar, y luego el Takuare’ê, que es un semillero de artistas, en donde se descubren talentos jóvenes que dedican su vida al arte, usando la música como herramienta de trabajo y, de esa manera, fortalecen la identidad cultural de nuestro país”, asegura la soprano, al tiempo de rememorar que la experiencia fue para ella como “un despertar del amor hacia el folclore”. “Valoré mucho más nuestra música”, afirma.

Destacados. Fruto de estos festivales también es Lilian Romero, quien en 1994 ganó el festival de Guarambaré, y un año después el del Lago Ypacaraí.

“Para mí fue un sueño el poder participar y salir ganadora. Ni te cuento el espaldarazo que significó, y gracias a la ayuda del arquitecto Vaesken (Alfredo), y el apoyo de mis padres, conocí a muchas personas y llegué a escenarios muy importantes”, señala la artista. “Un artista tiene que pasar por estas competencias, porque marcan el inicio de la carrera”, remarca.

Los jóvenes y talentosos Roscer Díaz (requintista) y Joel Sandino (cantautor) también iniciaron su carrera en estos festivales. Roscer ganó el primer puesto en los festivales del Takuare’ê, Mensú, de Ciudad del Este, y del Lago Ypacaraí.

“Me sirvió, como a muchos, para recorrer otros festivales. Luego de participar en ellos, junto a mis hermanos, empezamos a tomar la música como una profesión; antes era simplemente un hobby”, dice Roscer Díaz.

El instrumentista recomienda a los jóvenes que participen de este tipo de certámenes. “En todos los que puedan, te ayuda muchísimo a crecer como artista y ves que otros están queriendo lo mismo, y te hace mejorar”, sostiene.

En tanto, Sandino también pasó por el festival guarambareño, lo que catapultó su carrera. “Soy ganador del Takuare’ê edición Bicentenario (...). Es un festival demasiado importante, pues sirve como puente para muchas oportunidades, ya sea en nuestro país como en el exterior”, cuenta, y agrega: “El Takuare’ê sigue siendo una puerta ancha para muchos jóvenes que gustan del folclore paraguayo”.

El cantautor recomienda, además, luchar por la música de nuestro país.

“Nuestra música es muy aceptada a nivel mundial y vale la pena, porque uno demuestra así su patriotismo y toda su cultura”, concluye.