“Queridísima Hebe, Madre de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos, orgullo de la Argentina. Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional... no debe ser casualidad. Simplemente gracias y hasta siempre”, escribió Fernández en un tuit sobre las 11:00 horas locales.
Poco después, Alejandra Bonafini, hija de la activista, informó a través de un comunicado que su madre murió a las 09:20 en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata, en la provincia de Buenos Aires, donde se encontraba internada desde hacía algunos días.
“Son momentos muy difíciles y de profunda tristeza y comprendemos el amor del pueblo por Hebe, pero en este momento tenemos la necesidad de llorar (...) en la intimidad”, indicó.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, también despidió “con profundo dolor y respeto” a la “luchadora incansable por los derechos humanos”, decretando tres días de duelo nacional, en un comunicado.
A nivel internacional, los gobiernos izquierdistas de Venezuela, Cuba y Bolivia expresaron sus condolencias por el deceso en redes sociales.
Con dos hijos y su nuera desaparecidos durante la dictadura, Bonafini fue una de las fundadoras del mítico grupo de madres que en 1977 comenzó a reunirse en la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno en Buenos Aires, para reclamar información sobre el paradero de sus hijos.
Con los meses comenzaron a identificarse con un pañuelo blanco en la cabeza, el cual pronto se convirtió en un símbolo unívoco de la organización. Su lucha continuó en democracia, con manifestaciones y actos que siguieron reclamando verdad y justicia.
CONTROVERTIDA. No obstante, Bonafini cultivó un perfil controversial al volverse una radical militante del kirchnerismo (izquierda) y férrea defensora del matrimonio presidencial de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández (2007-2015).
En 2017, fue procesada por presunto desvío de fondos públicos en un plan de construcción de viviendas sociales entre 2005 y 2011.