El contexto económico y político de los próximos cinco años presenta desafíos importantes. Independientemente de quién gane, las alternativas que tienen uno y otro para actuar son limitadas. En lo económico, la situación es la siguiente:
Realidad. Paraguay es uno de los pocos países de la región que mantienen una tendencia de crecimiento económico de forma sostenida en más de una década. La inflación se encuentra bien manejada y los niveles de endeudamiento público son aún razonables, pese a los abusos cometidos. Sin embargo, hay una palpable contracción económica en las calles. Además, la solvencia económica macro tiene poco o nulo impacto aún en la reducción de la pobreza. También el gasto público es muy grande. El 10% de los empleos directos del país dependen del Estado, que gasta 79% de sus recursos para pagar salarios.
Expectativa. De los programas de gobierno y explicaciones de uno y otro candidato no se deducen medidas puntuales para cambiar el derrotero económico. Mario Abdo Benítez pretende mantener la línea económica, en la misma línea de acción que siguen la actual presidencia y otras figuras del actual Poder Ejecutivo.
En tanto, Efraín Alegre dice que insistirá en cambiar la política energética y obtener compensaciones más justas de Argentina y Brasil. Por la presión del luguismo, los planteamientos de un eventual gobierno de este signo tendrían mayor cariz social.
Pero los dos estarán con las manos atadas para reducir la plantilla de funcionarios, ya que son sostenidos por un sistema político clientelar y prebendario profundamente arraigado.
En lo político, los posibles escenarios son los siguientes:
REALIDAD. Surgen como prioridades políticas la reforma de la Constitución para resolver la reelección y la despolitización del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM). Además, debe cambiar la Corte y despartidizar la administración de Justicia. Ambos candidatos están presos de sus acuerdos internos. Alegre con Lugo y Marito con Cartes.
Expectativa. Los postulantes hablaron a favor de la reforma de la Constitución y rechazaron la reelección. La aprobación de la reelección trastocará el panorama y hará emerger a figuras con mayor peso que ellos (Lugo, Nicanor y el propio Cartes). La reforma judicial y de la Corte será objeto de acuerdos partidarios. La novedad serían las pequeñas bancaditas que harán de bisagra entre ANR y PLRA.