En sitio insalubre se convirtió un sector del edificio del ex Hospital de Clínicas, en el barrio San Antonio, debido a la acumulación de muebles viejos, medicamentos vencidos, basura y hasta gatos callejeros que se juntan y se procrean en gran cantidad en sus abandonadas dependencias y pasillos.
Un nauseabundo olor que podría ser de materias en descomposición o de algún animal muerto entre deteriorados armarios, roperos, mesadas y hasta costosas camillas, dejadas en el lugar carente de iluminación, se escapa desde lo que fueran antiguas salas de atención que lindan con el nuevo Hospital del Quemado.
Desinfectantes, tiras de pastillas, pomadas y otros químicos se encuentran peligrosamente depositados en este sitio, en piezas que ni siquiera tienen puertas, por lo que están a la vista de las personas que se mueven en esa área.
Vecinos de la zona reclaman la urgente regularización de esta situación y la limpieza del ex Hospital de los pobres, principalmente por la presencia de numerosos felinos que viven en el sitio y que se trasladan a las casas aledañas, destruyendo jardines, defecando o generando ruidos molestos en épocas de celo.
RESPUESTA. El director del Hospital de Clínicas, doctor Jorge Giubi, explicó que casi el 90% de esa vieja edificación está recuperada, citando lo que fuera el área de Traumatología, lavandería, el sector administrativo, las salas 4 y 10 donde se tiene un museo, Urgencia y Pediatría, donde está hoy el Hospital del Quemado, entre otros.
Aclaró que este sector aún debe ser intervenido y se utiliza como depósito de muebles, que son patrimoniales y cuyo proceso de baja o reparación debe contar con la autorización del Ministerio de Hacienda. “No se pueden tirar o dar nomás. Están patrimoniados”, insistió el profesional.
Dijo además que los medicamentos que aún están en ese lugar son donaciones sobre las cuales se hizo un inventario y se están desechando en la medida de las posibilidades.
Finalmente, se refirió a la gran cantidad de gatos que habitan ex Clínicas y exhortó a la gente a no arrojar felinos recién nacidos a ese sitio o darles de comer.
“Pedimos ayuda a veterinarias o a la misma Comuna capitalina que hace jornadas de castración. Pero es difícil erradicar esto si las personas no colaboran”, expresó finalmente.