Los detractores de la vacuna contra el Covid-19, y aquellos que difunden mensajes con contenidos falsos respecto a la enfermedad a través de las redes sociales, solo podrán ser refutados con la evidencia científica. Esa es precisamente una de las tareas del Estado, que está facultado y en posesión de la infraestructura que le dan las instituciones del Gobierno para proveer información de calidad a la población. Frente a lo que está en juego, poniendo en peligro lo que se ha logrado con tanto sacrificio, y después de contar más de 16.000 muertes, hoy más que nunca se deberían priorizar las campañas masivas llamando a toda la población a acudir a los vacunatorios.
La llegada de una tercera ola de contagios es una posibilidad cierta, pero al mismo tiempo sabemos hoy que puede ser evitada, pero para eso se impone la vacunación masiva. Se trata de poder convencer, pero también poner al alcance de todos las tan ansiadas vacunas que evitan, y esto ya está debidamente confirmado por la experiencia, que la enfermedad se manifieste en forma grave.
El problema al que nos enfrentamos es que Paraguay aún no alcanza el promedio mundial de vacunación contra el Covid-19. De acuerdo con los datos de la plataforma Our World in Data (OWID), de la Universidad de Oxford, Inglaterra, la tasa mundial de vacunación, con al menos una dosis, es del 52,1%. En este sentido, el país mejor posicionado es Emiratos Árabes, con el 98% de su población vacunada, seguido de Cuba y Portugal, con el 89%. En el promedio mundial, y a nivel de nuestro continente, Paraguay se encuentra por debajo de la tasa mundial.
Actualmente, y según los datos del Ministerio de Salud, la mayor parte de las camas de Terapia Intensiva están ocupadas por los polivalentes, o pacientes comunes. El peligro ante el aumento de los casos de Covid es que las personas que no han sido vacunadas comiencen a ingresar masivamente y se tengan que reasignar los escasos lugares disponibles en nuestro sistema de salud. Los médicos temen que, de desatarse otra ola, las personas no vacunadas contra el Covid pasarían a ser los principales pacientes.
La vacuna tiene un gran impacto, ya que con la inmunización se espera que los casos, de darse, sean mayormente leves. Con esta perspectiva y reduciendo en gran medida los casos graves de la enfermedad, se podrá evitar que el sistema vuelva a colapsar.
Una tercera ola de contagios tendrá sin lugar a dudas consecuencias funestas a nivel social y económico, sin mencionar la presión sobre nuestro sistema de salud. Las personas que no han sido vacunadas no solo son potencialmente transmisores de la enfermedad, sino que ellas mismas pueden enfermar y presentar cuadros graves y requerir de internación en las UTI; este hecho inicia una cadena de situaciones que ya las hemos vivido en el anterior pico de la pandemia: aislamientos, altos costos para salud, bajas laborales y un elevado costo social.
Esto lo podremos evitar con la vacunación, y también retomando los cuidados sanitarios como el uso de la mascarilla, la distancia social y el lavado de manos. Hay que hacer todo lo posible para evitar retornar a aquellos meses de horror.