17 feb. 2025

Estudio reafirma que la inversión en educación en el país es insuficiente

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Foto: Archivo ÚH.

Paraguay es uno de los países que menos invierte en educación en toda la región como porcentaje de su PIB, destaca el Análisis del Sistema Educativo Nacional, publicado recientemente por el MEC en el marco del proyecto de Transformación Educativa.

El informe, realizado con asistencia de la Universidad Pontificia Católica de Chile y de la Universidad Columbia de los Estados Unidos, apunta igualmente que, según estándares internacionales, el país invierte en los estudiantes y en todo el sistema menos del 20% del Presupuesto General de la Nación.

En el país la inversión escolar apenas llega al 3,4% del PIB, cuando en naciones como Chile se acerca al 6%, al igual que Argentina.

Ecuador alcanza el 6% y Brasil, lo supera con 6,2% de su PIB (Unesco, 2016).

“Los esfuerzos del MEC por lograr innovaciones no han sido sostenidos en el tiempo, debido a que estas innovaciones no han tenido financiamiento a nivel país”, agregan.

Lo que se genera con este fenómeno es una dependencia del aporte de organismos internacionales o multilaterales para proyectos de innovación, lo que implica que finalizados los plazos de apoyo, los programas terminan de ejecutarse, no se extienden en el tiempo ni se amplían.

Sin datos. A lo largo del documento y en diferentes áreas, así como en financiamiento, el reporte critica la falta de información pública de parte de las entidades del Estado, principalmente del MEC. No consta información sobre el aporte “privado” que realizan cada año las familias con niños, niñas y jóvenes escolarizados en el sistema.

Un estudio financiado por el Conacyt y publicado a mediados del 2017, analizó que las Asociaciones de Cooperadoras Escolares (ACE), conformadas por miembros de familias, aporta anualmente USD 10 millones a las escuelas públicas.

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“También hay un vacío de datos sobre el nivel socioeconómico y contexto familiar del estudiante”.

Para resolver este vacío, los expertos recomiendan promover la investigación académica entre unidades del sector público. Así, se puede mejorar un diagnóstico y formular soluciones para el sistema educativo actual.

reparto. Además de contar con escaso financiamiento, los recursos disponibles cuentan con una mala distribución.

La matrícula en la Escolar Básica disminuyó, pero su presupuesto aumentó. Mientras, la matrícula en la Educación Inicial y en la Media aumentaron, pero el presupuesto se mantuvo, siempre según el análisis: “La proporción del presupuesto aprobado según nivel educativo no se condice con la evolución de la matrícula”.

Las falencias en la repartición de los fondos afectan más a sectores como la educación inclusiva, la primera infancia y las comunidades indígenas.

El 0,1% del presupuesto del MEC se destina a la educación indígena. Otro 0,2% de los recursos de la cartera van a educación inclusiva. Para formación docente, apenas 0,8% y un 2,7% se le asigna a primera infancia.

El documento concluye que el presupuesto orientado a estas modalidades escolares es insuficiente para atender a estos sectores de población.

Financiamiento en el sector es deficiente, indican técnicos locales con la asistencia de universidades extranjeras. La educación inclusiva, indígena y primera infancia son las áreas más afectadas.

Sucesivos recortes agravan crisis

Lo que apuntan estudiantes y gremios del sector docente es que los tijerazos que sufre el sector cada año, lo que aumentó con la pandemia, recrudecen el escaso financiamiento en estas áreas sensibles, que ya muestra el reciente reporte. Para el año que viene, se prevé un corte de 1,19% generando un déficit en programas como el de alimentación escolar. De acuerdo con el anteproyecto presentado el mes pasado a Hacienda, serán G. 63.000 millones menos para el MEC. El año pasado, con la pandemia del Covid-19 como justificación, el corte fue del 8% para el ejercicio fiscal actual. El mes que viene se hará movilizaciones docentes en busca de mayor presupuesto para el sector, como el pedido de reajuste salarial del 16% para maestros de aula y para los catedráticos. Para esta inyección, solo en este 2021 se requieren de USD 30 millones.