En una siesta lluviosa en la ciudad de Boston, Massachusetts, la concertista de guitarra paraguaya Berta Rojas accede a un diálogo virtual con Última Hora en medio de una breve jornada de descanso. Hace ya cuatro años que la intérprete inició esta aventura que tiene como principal punto la conocida escuela de música, el Berklee College of Music, y en donde la tres veces nominada a los Premios Grammy está viviendo una etapa de aprendizaje, desarrollo de proyectos “sin apuros” y crecimiento personal.
“El próximo mes viajo a Finlandia. Son varios conciertos en lista. No obstante, en este tiempo quiero estar más tranquila, y limitarme a una o dos salidas. Creo que la pandemia nos enseñó a bajar el ritmo y darnos tiempo para nosotros mismos, sobre todo a los que pudimos darnos ese raro privilegio”, apunta la artista, y agrega: “Me siento bendecida por haber conocido lo que es el silencio, lo que es la calma. A pesar de la angustia que la pandemia generó, aprendí a disfrutar de esa quietud. No quiero más vivir una vida a la carrera, quiero tener más tiempo para las cosas sencillas”, expresa, mientras exhibe un ventanal en el que resalta un hermoso jardín, colmado de verde. “Estamos iniciando el otoño. En breve lo verde irá convirtiéndose en amarillo, luego rojo, marrón y después todo blanco”, comenta, agregando, casi nostálgica, que está aprendiendo a convivir con la nieve.
DOCENTE. Berta, que enseña guitarra clásica, asegura que siempre le gustó la docencia, pero que ahora la desarrolla de manera más sistemática. Además, por la naturaleza de esta escuela, el aprendizaje se torna continuo también para los profesores, indica.
“Es una escuela donde se aprende todos los días. Entonces yo misma estoy tomando clases; ahora de historia de la música, de guitarra jazz, también clases de análisis con una profesora rusa y con el compositor Alejandro Civilotti, Premio Reina Sofía. Estoy contenta, en una etapa de mucho aprendizaje. Hacía mucho que no tenía ese tiempo para estudiar, abrir horizontes. Estoy como una niña embelesada con todo lo que estoy aprendiendo aquí”.
Rojas añade que Berklee, con un alumnado de más de mil guitarristas, es un lugar muy dinámico, en el que uno se encuentra alumnos que tienen búsquedas musicales muy distintas.
“Había un israelí que quería tocar una chacarera argentina; alumnos chinos a los que les gusta Barrios, o de Japón, fascinados con la música paraguaya. En mi caso, me toca atender a la gente interesada en la técnica y el sonido clásico, y muchas veces me tocará hacerlo desde la música latinoamericana”, señala.
JEPOREKA. Desde EEUU, lleva adelante el proyecto Jeporeka, que promueve la creación musical. En esta edición, los participantes deben inspirarse en obras del arte visual paraguayo para sus composiciones.
“Siempre hablamos del talento y la inclinación de los jóvenes paraguayos hacia la música, pero la música que tiene este contenido de identidad, trabajado desde el amor, como es el caso de Jeporeka, da unos resultados muy hermosos. Desde el amor que prodigamos nosotros, al amor que ellos nos entregan, que en definitiva es un abrazo verdadero al Paraguay, a lo que somos con mucho orgullo”, señala.
“Los resultados –agrega– son muy interesantes, una experiencia hermosa. Estoy muy contenta y confiada en lo que ellos puedan llevarse para su vida. Porque Jeporeka es un momento de su vida, pero esperamos que se lleven las enseñanzas para sus vidas, así como es para nosotros”, dice.
PROYECTOS. La concertista adelanta que está grabando un disco. “Será un disco solista, esta vez sin colaboraciones, de unos 50 minutos”, apunta, sin brindar más detalles.
En cuanto a su regreso al Paraguay, asegura que en realidad “el paraguayo nunca se va”. “No sé cómo decirlo, pero en realidad nunca me fui. Estoy de visita en otro lugar, en donde estoy aprendiendo a convivir con su historia, su gente y con todo lo que generosamente me ofrece. El paraguayo nunca se va, el paraguayo está temporalmente nomás en otro lugar. Nosotros nunca nos vamos. Además puedo físicamente estar en Boston, mirando esta lluvia de hoy, pero mi corazón siempre está en Paraguay”, concluye.
Auge de la música y política cultural
Berta Rojas asegura que el ámbito musical en Paraguay está creciendo. “Sé que hay muchos que están escribiendo y grabando. Todo esto va a generar un movimiento muy bueno. El año pasado habíamos estrenado dos obras muy lindas escritas para guitarra en Jeporeka. Muy efervescente está el mercado de la música en Paraguay”, afirma.
Sin embargo, la intérprete de Barrios aclara que urge una política pública cultural que sea capaz de definir el rumbo. “Se necesita una visión sobre qué proyección cultural queremos tener como nación, y hacer de eso una prioridad. Es mucho pedirle al artista que está creando música nueva, que encima se haga conocer. Es una tarea que le corresponde más al Estado que a él”, señala.
Berta Rojas reside en Boston hace cuatro años, abocada principalmente a la docencia. “Creo que la pandemia nos enseñó a bajar el ritmo y darnos tiempo para nosotros mismos”, afirma.
