19 jul. 2025

Esperando a Odoacro

Por HugoRubin

Hacia el fin del siglo III de nuestra era el Imperio Romano abarcaba inmensos territorios, debía soportar una estructura gigantesca de funcionarios y soldados, aplacar los levantamientos populares y mantener contentos a sus corruptos y ambiciosos líderes regionales.
Con la partición en dos, Roma sobrevivió mejor por un tiempo, hasta que finalmente los bárbaros conquistaron Occidente; Constantinopla caería unos mil años después.
Podríamos suponer que la ANR es ese imperio. Recordemos que la Roma del Este fue conocida como Bizancio; de ahí que toda discusión que pretenda pintar a los colorados como promotores de algún cambio sea bizantina. Y esperemos que ninguna de sus facciones gobierne un milenio más.
Las luchas internas de los romanos hicieron que éstos debieran sellar alianzas con mercenarios regionales de varios pueblos conquistados; fueron perdiendo grandes extensiones de tierra, hasta que en 476 cayó el último emperador del Oeste, Rómulo Augústulo, a manos de Odoacro, que se convertiría en Rey de Italia.
El germano llegó a ser monarca gracias a la aceptación de su triunfo por parte del propio Imperio Romano de Oriente, siguió la línea de gobierno diseñada por sus vencidos predecesores occidentales, respetando los derechos adquiridos por éstos.
Duró poco en el poder, quiso cambiar los acuerdos con Bizancio, que instigó al ostrogodo Teodorico a que lo depusiese. Venció por las armas, fingió que llegarían a un pacto de administración compartida y mató a Odoacro con sus propias manos, en un banquete de camaradería para festejar el tratado.
Quién es quién en la Concertación en esta analogía resulta en una inquietante meditación. Lo concreto es que todos los que vencieron o sucedieron a los romanos se empeñaron en emularlos, incluso el otomano Mehmed II, quien, tras conquistar Constantinopla en 1453, reclamó el título de emperador romano.
Pero seamos justos: a partir de Octavio Augusto su legado de organización política, jurídica, territorial, administrativa y cultural ha sido un modelo para nuestra civilización.
Mientras que al pensar en el Partido Colorado, si tengo que compararlo con los romanos, pienso en la depravación, la crueldad, la explotación de los oprimidos, las orgías, los excesos y toda la decadencia que sospecho muchos de los opositores también ansían ejercitar.