23 abr. 2024

“España no ve a las vacunas como un arma diplomática o geopolítica”

ANTI-COVID. Se plantea flexibilizar patentes y eliminar obstáculos en comercio de los biológicos. OFRECIMIENTO. Pondrá a disposición de América Latina 7 millones y medio de dosis luego de junio. MERCOSUR-UE. Países europeos piden precisión en compromiso de lucha contra la deforestación. PANDEMIA. Mostró con crudeza el coste humano y social de la desigualdad y aceleró la digitalización.

Ministra. Arancha González Laya es experta en relaciones internacionales y comercio.

Ministra. Arancha González Laya es experta en relaciones internacionales y comercio.

La colaboración internacional es uno de los temas claves “para salir más fuertes de esta pandemia”, dice la ministra de Exteriores del Reino de España a su paso por Asunción, como parte de una gira que incluyó a Brasil y al Paraguay. Visitó ambos países con el objetivo de ayudar a desbloquear el proceso hacia la firma del Acuerdo de Asociación entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), cuya negociación, por más de 20 años, se cerró en junio de 2019, pero actualmente tropieza con la resistencia del lado europeo que reclama más compromiso y garantías al bloque sudamericano en materia de lucha contra la deforestación y contra el cambio climático en virtud de los objetivos colectivos del Acuerdo de París. La canciller afirma haber hallado voluntad para avanzar hacia la firma y posterior ratificación del acuerdo birregional. Su presencia en plena crisis sanitaria por los casos de Covid-19 en los dos países que visitó, no pudo sustraerla del tema. Por eso habla de la dificultad en torno a las vacunas contra el virus, anuncia una cooperación en suministros sanitarios, y amplía la mirada hacia lo que deja la pandemia. La ministra llegó a Paraguay el viernes y retornó ayer a su país, tras reunirse con autoridades nacionales.

–¿Por qué en esta gira suya a la región además de Brasil, escogió visitar Paraguay?

–Primero, este era un viaje muy centrado en el Mercosur y yo ya había estado en Uruguay el año pasado, mi homólogo argentino viaja a España la semana próxima y entonces, mi objetivo en este viaje era centrarme en los dos países que no había visitado todavía: Brasil y Paraguay. Ambos importantes en esta discusión que forma parte de este viaje que es impulsar el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur.

Paraguay es un actor importante en esa discusión y quería compartir y conversar con las autoridades paraguayas. Además, tengo un nuevo homólogo paraguayo que todavía no había conocido personalmente y que me ha agradado mucho tener la oportunidad de conocer.

–¿Cuál es el espíritu que halló tras la conversación con las autoridades brasileñas y paraguayas respecto al Acuerdo de Asociación Mercosur-UE?

–Para España este acuerdo es geoestratégico. Es la voluntad de acercar Europa con América Latina, y ese es un objetivo político. Pero es además un acuerdo comercial que supone un equilibrio de concesiones que se han hecho mutuamente ambas partes. Se ha encontrado un equilibrio. Una tercera parte de este acuerdo es que también tiene un capítulo muy importante en materia de sostenibilidad.

Para la Unión Europea (UE) este es el capítulo más fuerte que nunca se hizo en un acuerdo comercial. Pero es verdad que hemos visto, sobre todo en el tema de la deforestación, que se puede perfeccionar.

La realidad es que en su estado actual, en la UE no se aprobaría este acuerdo y por eso es importante añadirle un nivel de precisión en materia de lucha contra la deforestación, para todos, un compromiso conjunto, detallado en esta materia, que creo va a ayudar a facilitar el proceso de aprobación.

Una parte de este viaje ha sido ver si hay una voluntad política de cerrar este acuerdo, de añadirle este plus de sostenibilidad y de empujar la ratificación. La impresión que me llevo tanto de Brasil como de Paraguay es que hay una voluntad de hacerlo. Este mensaje llevaré a Bruselas el lunes.

–¿Pero no está incorporada y asumida esa sostenibilidad en el documento acordado entre ambos bloques, además de referenciados el Acuerdo de Paris y el Convenio Internacional sobre la Biodiversidad Biológica? ¿Por qué la duda, por qué no es suficiente garantía?

–Desde que se cerró este acuerdo lo que se ha visto es un aumento de la deforestación. Con las cifras que se tienen, en mi país como en el Brasil, se ha visto un aumento de la deforestación. Un aumento que las propias autoridades brasileñas aceptan y contra el que también quieren luchar. En la reciente Cumbre sobre el Clima, Brasil ya indicó su deseo de acabar con la deforestación para el 2030. O sea que, entre la negociación del acuerdo Mercosur-UE y hoy, se ha avanzado en tomarse más en serio este tema y en darle una precisión mayor en el acuerdo birregional. De eso se trata ahora, de darle más precisión a este tema que había quedado expresado en términos muy genéricos y que desde que se cerró este acuerdo hasta hoy, este se ha convertido en un tema que tiene una relevancia política y al que hay que darle una respuesta política.

–¿Y cómo se haría esa precisión sobre el tema. ¿Se firmaría un documento adicional que lo puntualice?

–Se completaría el acuerdo que se ha cerrado entre ambos bloques, con un complemento que le daría ese nivel de precisión que ahora mismo no existe.

–¿Incide el que Paraguay y el Brasil no hayan ratificado el Acuerdo de Escazú?

– Yo creo que lo que importa es la sinceridad con la que todos abrazamos este objetivo de la sostenibilidad y expresar esa sinceridad lo mejor posible. Yo no vine para decirle a Brasil ni a Paraguay qué acuerdos internacionales tienen que firmar. Evidentemente firmar un acuerdo como el de Escazú significa un compromiso más con la sostenibilidad. Pero lo más importante es entender por qué es de interés de los países tomarse en serio la sostenibilidad. No lo es porque se lo digan otros.

Para Paraguay la sostenibilidad no es importante porque se lo digan la UE, los Estados Unidos o porque se lo digan sus vecinos. Para un país como el Paraguay o como el Brasil o para España, el tomarse en serio la sostenibilidad es importante porque es el mayor factor de competitividad de la economía en el futuro. Todos sabemos que los fondos de inversión internacionales, que la financiación que llega a través de bancos multilaterales, cada vez más están incorporando criterios de sostenibilidad. Y sabemos que las empresas que se toman en serio esto, tienen mayor posibilidades para acceder a otros mercados. Y eso lo estamos viendo.

El Parlamento Europeo, por ejemplo, ahora mismo está preparando una legislación para etiquetar los productos de territorios deforestados. Entonces, claro que la sostenibilidad va a ser un factor de competitividad. Además de que lo pide la ciudadanía, creo que hay que entender que la sostenibilidad es competitividad, y no creo que ningún país quiera quedarse atrás en esta carrera.

–De todos modos el proceso para la firma del Acuerdo Mercosur-UE se encuentra trabado. ¿Cuál sería la salida para levantar la residencia y que se firme?

–Antes debo decir que la sostenibilidad es un punto que une a todos los países de la UE. En este tema estamos todos de acuerdo. Nosotros mismos en la UE nos hemos comprometido a una descarbonización de nuestra energía para el 2050. Nos comprometimos a energías renovables, a mayor eficiencia energética, a mayor sostenibilidad. Por lo tanto, es lógico que si nos hemos comprometido en nuestros países, querramos reflejarlo en acuerdos internacionales.

Ahora de lo que se trata es que ambas partes negocien esta precisión que se precisa en materia de lucha contra la deforestación y una vez que esto haya concluido, pueda firmarse el acuerdo, y avanzar la ratificación.

–Su presencia en la región se da en un escenario de grave crisis sanitaria por el Covid. En Brasil usted dijo que en los momentos difíciles es cuando se descubre a los verdaderos amigos ¿En qué podría traducirse esto en el ámbito internacional ahora que países como Paraguay no pueden conseguir las vacunas anti-Covid?

–Esto se traduce en una forma muy concreta para nosotros. Somos un gobierno progresista que piensa que no se puede dejar a ningún ciudadano atrás en España, pero también a ningún ciudadano en ningún lugar del mundo y, sobre todo, donde uno tiene no solo amigos, como es el caso de Paraguay, sino que considera a ese país como un aliado, como un socio estratégico. En momentos de dificultad, los socios estratégicos y los amigos tienen que estar muy presentes. Nosotros, que también hemos tenido la suerte de que nuestros amigos estuvieran presentes en la parte más dura de la pandemia, somos muy conscientes también que tenemos que apoyar la lucha de la pandemia en Paraguay.

Esto se ha traducido en una respuesta muy contundente por parte de España a una petición que nos ha hecho el Gobierno de Paraguay de mecanismos de intubación, de narcóticos para tratar a los enfermos más afectados por el Covid.

Llegará un avión la próxima semana con material sanitario, de respuesta clara a las necesidades de Paraguay.

También se traduce en una puesta a disposición por parte del presidente de Gobierno de España de 7 millones y medio de dosis de vacunas en el momento en que España alcance el 50 % de su población vacunada. Esperamos que esto ocurra alrededor del mes de junio. En ese momento pondremos las vacunas a disposición de los países latinoamericanos y, por supuesto, como tuve ocasión de conversar con el presidente Abdo, habrá una dotación específica para el Paraguay. Y esas son manifestaciones concretas, como también lo es el que la cooperación española ha redirigido una gran parte de sus programas, el año pasado y en el presente año, a apoyar los esfuerzos de salud, de lucha contra la pandemia.

Son formas concretas, no es solamente un discurso en abstracto. Es una manera muy concreta de decirle al pueblo paraguayo, que España es su aliado y que está con él cuando lo necesita.

–¿Cómo se piensa operativizar la disponibilidad de esas 7 millones y medio de dosis de vacunas?

–Nosotros lo vamos a entregar a Covax para que lo vaya distribuyendo a los países latinoamericanos que lo hayan pedido en una proporción que tendremos que identificar y donde queremos asociar también a la OPS para que pueda ayudar a operacionalizar esto sobre el terreno. Lo vamos a hacer de la manera más rápida, transparente y eficaz posible para que las vacunas puedan llegar a los ciudadanos lo antes posible.

–Y equitativa…

–Sí, por eso, además de todos esos esfuerzos el presidente de España lanzó una iniciativa que tiene como objetivo el acceso equitativo a vacunas para todos. El problema que tenemos hoy es que no se produce en cantidades suficientes para atender a la demanda.

Entonces, lo que el presidente propone es: Flexibilizar al máximo las reglas de propiedad intelectual incluyendo una suspensión temporal de patentes, cuando sea necesario. Identificar todas aquellas capacidades de producción que ahora mismo no se están utilizando para escalar rápidamente la producción, y eliminar todos los obstáculos al comercio de vacunas y al comercio de componentes para fabricar vacunas, porque ahora están sometidos a muchas restricciones a la exportación.

Además, acelerar la distribución a través de Covax y hacer globalmente una gran alianza con las líneas aéreas que permitan que esas vacunas lleguen a su destino lo antes posible. Es una manera concreta nuestra que España está liderando y que esperamos arrastre a muchísimos países y que esperamos acelerar en la próxima Cumbre de la Salud que organiza la OMS este mes, para el acceso equitativo a la vacuna.

–España está desarrollando su propia vacuna. ¿En qué fase se halla?

–Estamos en la última fase de ensayos clínicos, esperamos que a finales de año estemos en posición de poder fabricar a escala y, evidentemente, nuestro deseo al momento que la tengamos es compartirla con el resto del mundo y atender de manera prioritaria a aquellos países que están teniendo más dificultades de acceder a esta vacuna.

–En contrapartida a esta actitud solidaria de España y otros países, otras naciones actúan de forma egoísta y hasta se habla de diplomacia de las vacunas...

–Nosotros no vemos a las vacunas como un arma diplomática o geopolítica, porque la vacuna es lo que nos va a ayudar a vencer a la pandemia. El objetivo tiene que ser vacunar a todos y a todas lo más rápido posible. Es la garantía que nos va a ayudar a proteger a nuestros ciudadanos.

Para un país como España, que recibe 90 millones de turistas cada año, no basta con vacunar a sus ciudadanos, tiene que también asegurarse que el resto de los países vacunan a los suyos, porque esa es la garantía de que protegeremos a los españoles. Y no solamente de la pandemia, sino también les permitiremos retornar a una economía que sigue generando crecimiento y empleo como antes de la pandemia. Desde nuestro punto de vista la vacuna tiene que ser el arma sanitaria que todos usamos y que todos desplegamos lo más rápido posible para todos los ciudadanos en el mundo, y no considerarla como un arma diplomática o geopolítica, porque, si así fuera, nos vamos a herir a nosotros mismos.

–¿Cree que controlada la pandemia, el orden mundial será otro, porque se redefinirán las relaciones?

–Bueno, yo más que ese aspecto, sí que veo grandes tendencias que están aquí y se van a quedar y necesitamos tener en cuenta. La primera es la digitalización. Ha sido tan importante el acelerón que ha sufrido la digitalización durante la pandemia, desde la educación, hasta las compras online, el teletrabajo, hasta la telediplomacia. La digitalización es uno de los cambios estructurales que ha acelerado esta pandemia y que necesitamos incorporar tanto desde el punto de vista de las infraestructuras como de la capacitación de los individuos, si queremos que nadie quede colgado de esta nueva economía del siglo 21 que va a ser la digitalización. La segunda es la descarbonización, hemos visto durante la pandemia cuando se ha parado tanto la actividad económico cómo nuestro entorno, nuestros parques, nuestros bosques, el aire que respiramos era todo diferente. Esto también está acelerando una tendencia que ya existía antes que es a tomarnos más en serio el tema del medio ambiente.

La tercera transformación tiene que ver con la desigualdad. Hemos visto como esta pandemia ha mostrado en toda su crudeza el coste humano y social de la desigualdad. Una desigualdad que se ha agrandado en la brecha entre lo formal y lo informal, entre el hombre y la mujer, entre los que tenían acceso a digitalización y los que no. Entre los que tenían acceso a una sanidad pública y los que no tenían acceso a cuidados de salud y esto nos ha hecho reflexionar también sobre el valor de los servicios públicos: sanidad, educación.

En el Acuerdo entre Mercosur y la UE es importante añadirle precisión en materia de lucha contra la deforestación.

No se puede dejar atrás a ningún ciudadano. En momentos de dificultad, los socios estratégicos y amigos tienen que estar presentes.

La vacuna tiene que ser el arma sanitaria que todos usamos y desplegamos para todos los ciudadanos en el mundo.

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