Espacios políticos

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Esteban Caballero.

Esteban Caballero

Los resultados electorales para el Senado nos permiten hacer ciertos ejercicios de análisis que por el momento permanecen en un plano especulativo. Si pensamos en términos de agrupaciones políticas y les damos una caracterización de tinte ideológico, ¿qué podemos ver?

Primero, vemos un conjunto que podríamos caracterizar de centro derecha y que consistiría en reunir a cinco fuerzas políticas concretas. Nos referimos al PLRA, Patria Querida, el Partido Encuentro Nacional y el movimiento Yo Creo. Juntas estas fuerzas cosecharon 978.710 votos. Es un caudal importante que si se hubiese consolidado detrás de una sola lista de senadores habría tenido un impacto importante en la distribución de bancas.

Segundo, vemos un conjunto más difícil de caracterizar, pero que nos animamos a etiquetar como un nacionalismo popular de derecha, donde se ubican una serie de fragmentos (Patria Soñada, Coordinadora Patriótica, Partido Nacional de la Gente, Partido de la Juventud, Libertad y República, Partido Nacional Unámonos, Unace y Alianza Unión Patriótica). Este conjunto sumó 129.051 votos.

Tercero, se puede apreciar el conjunto de centro izquierda o izquierda simplemente, que se expresó a través de las listas de Nueva República, Frente Guasu, el Movimiento Humanista y Solidario y el Partido Socialista Democrático. Este conjunto obtuvo 79.936 votos.

La gran incógnita tiene que ver con los votos que fueron a Cruzada Nacional. Este es un actor difícil de caracterizar desde el punto ideológico. Tiene un contenido popular y nacionalista, sin duda. Eso lo aproxima al grupo del nacionalismo popular de derecha. Sin embargo, su contenido populista también lo lleva a una convergencia con la izquierda. De hecho, se cree que los “votos de Lugo” posiblemente hayan optado por Cruzada Nacional.

Con este telón de fondo, lo que vemos, desde el punto de vista de la matriz ideológica y los posicionamientos programáticos de los actores políticos, es que el espacio del centro derecha es el que, hipotéticamente hablando, podría ofrecer el marco para un diálogo político programático más estable. Aunque este no es el momento para avanzar en ese aspecto, dado que se está dando un proceso de evaluación política poselectoral, no se puede descartar una reflexión sobre una construcción política que puede llegar a tener expresiones en las próximas elecciones municipales y nacionales.

Evidentemente, la manera de empezar dicho diálogo político no tiene que ver con las consabidas y urticantes discusiones sobre a cuál partido le corresponde liderar una alianza, ni quién se perfila como el mejor candidato o candidata. Aquí es cuestión de poner al buey frente a la carreta. Es decir, configurar un acuerdo político que abarque tanto el diagnóstico como le agenda país. Ni el PLRA ni los actores del tercer espacio parecen estar listos para este diálogo ahora, pero con el tiempo se van a avenir a la idea de que, de vuelta, la alternancia en el Paraguay es un desafío mayor y requiere un planteamiento estratégico serio. Que aprenda de sus errores.

Parte de ese planteamiento estratégico tiene que ver con la formación de una alternativa coherente y cohesionada, donde “el texto” tiene un rol importante. Todo proceso político tiene que llegar a un texto, sea una declaración de principios, un manifiesto, un acuerdo programático o inclusive una Constitución. La Concertación llegó a un texto programático faltando tres o cuatro días para le elección. Esa demora significó algo. Tenía que ver con la falta de valoración del aspecto programático y la exacerbación del número. Los “40” partidos y movimientos que formaban la Concertación. Se empezó sumando, y luego se derivó en la construcción de la propuesta. Esta demora en presentar la plataforma política no explica la derrota, si se la toma como un hecho puntual y superficial. Pero, si se lo analiza como síntoma, como un vacío que afectó el discurso y dirección política de los candidatos a presidente y vice, así como de múltiples otros candidatos a puestos electivos, sus efectos pueden tener mayor significancia. Eso es lo que hay que subsanar.

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