La nueva escalada de violencia por el disparo de cohetes desde Gaza y los bombardeos de respuesta de Israel causó hasta el momento al menos 27 muertos: 4 civiles israelíes y 23 palestinos en la Franja, de los que 12 eran milicianos.
En una jornada marcada por la tensión, los mensajes de alerta de cohetes hacia las localidades israelíes periféricas a Gaza no pararon de sonar en el teléfono de Dikla Diane, una joven de 27 años de Ashkelón, a menos de 40 kilómetros de la franja, una de las zonas calientes donde en las últimas horas murieron 4 personas. Una de ellas es su ex suegro Moshé Agadi, de 60 años, la primera víctima israelí de la lluvia de cohetes –más de 600– disparados en poco más de 32 horas. Un segundo israelí que pertenecía a la minoría árabe, murió por un cohete en una fábrica de cemento también en Ashkelon; un tercero por un misil antitanque Kornet que cayó en su coche y un cuarto en Ashdod, por un impacto también en su vehículo.
“Atacar”, dice con contundencia Diane cuando le preguntan cuál es la solución. “Estoy dispuesta a sufrir otro día, otra semana, otro mes sin dormir, con estos ruidos –las sirenas y el sonido de los cohetes interceptados por el sistema defensivo antimisiles Cúpula de Hierro se intercalan–, faltando al trabajo, sin escuelas si finalmente el liderazgo, que se reunió en el Gabinete de Seguridad, ofrece una solución”, afirma.
“El Ejército está preparado para una ofensiva terrestre con 3 unidades de infantería, 2 de ellas ya desplegadas”, dijo el portavoz militar, teniente coronel Jonathan Conricus.
Mientras las alarmas siguen sonando en la Franja de Gaza, medios tanto israelíes como palestinos indican que es inminente un alto al fuego cuyos detalles se estarían ultimando.