Por eso resulta cuando menos desatinada e irresponsable la actitud del diputado por Alto Paraná, Jorge Brítez, quien resultó electo integrando la lista del movimiento Cruzada Nacional del ex senador Paraguayo Cubas, luego presentándose como independiente, al sostener en plena sesión plenaria de la Cámara una campaña en contra del uso de tapabocas ante la pandemia del coronavirus.
Enarbolando ante las cámaras un cartel que dice: “¡Tapaboca no!”, Brítez ha llamado la atención de la opinión pública, manifestando su desobediencia ante el decreto que establece la obligatoriedad del uso de tapabocas en recintos cerrados y en sitios de aglomeración de personas, y ha anunciado que presentará un nuevo proyecto de ley para derogar la obligatoriedad. En su argumentación sostiene que la mascarilla es un “caldo de cultivo de virus, bacterias y hongos” y que resulta contraproducente para la salud, pero sin brindar ninguna prueba científica sólida al respecto.
La insólita campaña del legislador se contradice con las opiniones de los expertos, que sostienen que el uso de las mascarillas es una de las maneras más efectivas de evitar el contagio del Covid-19, junto a los hábitos de higiene, como el frecuente lavado de manos y la constante desinfección, además de mantener el prudente distanciamiento físico.
Sostener una temeraria postura de negación al uso de tapabocas, en momentos en que se registra un notorio aumento de contagios y que las unidades de urgencias y terapias intensivas de los hospitales se encuentran colapsadas, no solo resulta irresponsable, sino que se puede calificar como criminal.
La campaña del legislador se contradice abiertamente, por ejemplo, con el emotivo discurso que hizo el miércoles la canciller alemana Angela Merkel ante el pleno del Bundestag (el Parlamento federal alemán), cuando rogó a los ciudadanos que sigan las restricciones impuestas para contener la expansión del coronavirus en las fiestas de Navidad.
“Realmente siento (que no puedan reunirse en Navidad), desde el fondo de mi corazón, pero si el precio que pagamos es 590 muertes por día, entonces esto es inaceptable. No puede ser que ahora, antes de navidades, tengamos muchos contactos y a continuación sean las últimas navidades con los abuelos porque hemos desperdiciado la oportunidad de hacer algo”, enfatizó.
Hay una lección clara en la actitud de la canciller alemana, de la que deberían aprender muchas autoridades paraguayas. Que un desubicado legislador busque desmeritar los conceptos médicos y científicos por puro populismo o por llamar la atención, poniendo en riesgo la salud y la vida de la población, es una conducta que debe ser abiertamente rechazada y condenada por la gente a la que dice representar.