Los mediadores (Catar, Egipto y Estados Unidos) se sentaron con la delegación del movimiento islamista para escuchar su respuesta a la última propuesta de tregua, sometida a finales de abril.
Esta oferta incluye un cese de los combates por 40 días y un canje de rehenes israelíes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre por palestinos presos en Israel.
Un dirigente de Hamás reiteró a última hora del sábado que el movimiento islamista palestino no aceptará “bajo ninguna circunstancia” un acuerdo que no incluya explícitamente el fin de la guerra. Previamente, había indicado que las negociaciones no permitieron por el momento “ninguna evolución”. “Las negociaciones de hoy terminaron y habrá una nueva ronda mañana”, añadió.
OBSTÁCULO. Un dirigente israelí ya se había referido poco antes a la postura de Hamás, considerándola como un obstáculo a cualquier acuerdo.
“Hasta ahora, Hamás no ha abandonado su exigencia de poner fin a la guerra, obstruyendo así la posibilidad de alcanzar un acuerdo”, dijo a la AFP el alto cargo israelí, bajo condición de anonimato.
El funcionario negó además reportes de que Israel hubiese aceptado poner fin a la guerra a cambio de la liberación de los rehenes en manos de Hamás.
SIGUEN BOMBARDEOS. Los bombardeos israelíes continuaron en Gaza, especialmente en Rafah, ciudad del extremo sur de la Franja, donde se hacinan alrededor de 1,5 millones de palestinos, en su mayoría desplazados por los combates.
Al menos 32 personas murieron en Gaza en las últimas 24 horas, según el Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás desde 2007.
Israel, que no está presente por el momento en las negociaciones de El Cairo, solo enviará una delegación si se avanza en el “marco” del intercambio de rehenes por presos palestinos, declaró un representante israelí en Jerusalén, añadiendo que esperaba “negociaciones difíciles”.
Según el portal Axios, el jefe de la CIA, William Burns, se encuentra actualmente en la capital egipcia.
El movimiento islamista había afirmado el viernes que sus representantes regresaban a El Cairo con un “espíritu positivo” y “decidido a lograr (...) un cese completo de la agresión, la retirada de las fuerzas de ocupación” y “un acuerdo de canje serio”.
Israel, que al igual Estados Unidos y la Unión Europea considera a Hamás como organización terrorista, se opone al alto el fuego definitivo e insiste en lanzar una ofensiva terrestre contra Rafah, por considerarla como el último bastión de los comandos islamistas.
“Haremos lo que sea necesario para ganar y vencer a nuestro enemigo, también en Rafah”, reiteró esta semana el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El dirigente de Hamás, que reiteró la exigencia de un cese el fuego permanente, afirmó que Netanyahu “obstaculiza” los esfuerzos de negociación debido a “intereses personales”.
“La obstinación” de Israel puede “comprometer las negociaciones y Netanyahu cargará con la responsabilidad”, agregó, advirtiendo que una ofensiva terrestre contra Rafah “no será un paseo de esparcimiento y el ocupante pagará un alto precio”. Estados Unidos se opone a una invasión de Rafah, especialmente si el Estado hebreo no presenta una estrategia para proteger a los civiles.