10 may. 2024

Enfrentan el dolor de perder un familiar con acciones solidarias

VOLUNTARIADO. Ante el dolor surgen muestras de solidaridad en las carpas de los hospitales. TESTIMONIO. En memoria de su esposo ayuda a los que se encuentran en lucha contra el virus. NECESIDAD. Cada medicamento cuenta y eso saben los parientes que vuelven a ayudar. SUMAN FUERZAS. Las largas estadías en los hospitales generan lazos fuertes que perduran.

Minutos después de despedir al amor de su vida, Karina Puglia (30) regresó al Hospital de Clínicas, donde vio por última vez con vida a su esposo Pablo Alfonso. Karina conoce cada rincón del nosocomio, el lugar fue su casa por los últimos siete años, ahí varias veces se aferró a la vida de su esposo que finalmente perdió la batalla ante el Covid-19.

Karina –esta vez sin Pablo– volvió también por él, y con la misma urgencia, en sus manos lleva varias bolsas de medicamentos, algunos para el coronavirus otros hospitalarios, pero todos para los pacientes de Clínicas, con ellos también selló su compromiso de voluntariado en la carpa de contingencia de Clínicas-FCM.

Pablo Alfonso padecía de aplasia medular (AM), una enfermedad que afecta la médula ósea y hace que el cuerpo deje de producir glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

El mayor temor de Karina se cumplió a principios de abril, cuando sintió los primeros síntomas del Covid-19, ambos le tenían miedo, pero no podían dejar de asistir al hospital por la rara enfermedad de Pablo, que requería transfusiones constantes e internaciones que iban de semanas y hasta meses. “Nosotros teníamos miedo de traer el Covid en esa última internación que tuvo Pablo por una infección, lastimosamente, yo creo que el Covid llegó a mi casa de esa manera”, comparte Karina.

Pablo se internó por un cuadro de Covid-19, que lo mantuvo por unos 12 días en terapia intermedia, el ingreso a UTI en su caso no era una opción y no se debía al colapso sanitario ni a la falta de camas. “Por su enfermedad de base no podía pasar a terapia intensiva, para él la intubación no era una opción, porque la intubación lo único que iba a hacer era acelerar el proceso, en la enfermedad de él las plaquetas son muy bajas, las defensas son muy bajas, cualquier sangrado le podía llevar”, relata Karina.

NO PODÍA ESPERAR

Aun con tantos años de recorrer el mismo hospital, Karina nunca había experimentado tanto dolor. “Vi el colapso sanitario, todo lo que hacían los doctores para acomodar a los pacientes y ayudarlos a vencer la enfermedad, ninguno ahí adentro quiere dejar morir nomás al paciente. Mi marido fue un mimado, estuvimos tantas veces que todos le conocían, algunos médicos que eran residentes ahora son jefes de contingencia, todos alguna vez lo atendieron y lo reconocieron”.

Karina describe que los días en las carpas frente a Clínicas lo peor es la espera, escuchar el llamado con el nombre de tu familiar sin saber si son buenas o malas noticias o no saber si se puede cumplir con los medicamentos.

Por eso, no fue para Karina una opción guardar un momento de duelo para volver al hospital. “Yo no podía esperar, en casa tenía una cómoda llena de medicamentos y pensaba, en este momento alguien puede necesitar, y puede hacer la diferencia. Terminamos el entierro, le busqué a mi hija y me fui a Clínicas a llevarles los medicamentos, hay personas que necesitan demasiado. Y es lo que Pablo hubiera querido”, remarca.

Karina y Pablo se conocieron cuando tenían 16 años, un tiempo después fueron novios por dos años, en ese periodo se le diagnosticó aplasia medular. En el 2015 se casaron. Unos años después contra todo pronóstico, tuvieron a su hija. En sus últimos días, Pablo se comunicaba por mensajes con Karina, y en uno de sus momentos de lucidez, le pidió que se dirija al banco de sangre a ver si ella podía donar plasma para pacientes Covid. “Se preocupó por los demás hasta el final. Él siempre pensaba en ayudar al prójimo, somos una familia de iglesia, no le hubiese gustado que se queden esos medicamentos sin usar, cuando hay tanta necesidad”, concluyó Karina. Pablo falleció unos tres días después de ese pedido, tenía solo 30 años. Karina, desde ese adiós, en su memoria asiste a la carpa del Hospital de Clínicas.

PARA SUPERAR EL LUTO

Cada día son más las familias que pierden uno o dos miembros a causa del coronavirus, y buscan superar el dolor con acciones solidarias, donan los medicamentos que ya no usan o visitan a aquellos que siguen en la lucha contra el Covid-19.

Esta pandemia es una de las mayores tragedias que tocan enfrentar al país en tiempo de paz, el mes pasado fue uno de los más duros, se confirmaron 2.179 óbitos. Esto deja un promedio de 72,6 muertes cada día del cuarto mes del año.

Ante esta difícil situación que se vive, varias personas llevan asistencia espiritual. En los principales centros de atención de cuadros de Covid-19, varias congregaciones y grupos espontáneos se unen para realizar un mismo pedido a Dios: salud para sus familiares.

Yo no podía esperar, en casa tenía una cómoda llena de medicamentos y pensaba, ‘en este momento alguien puede necesitar, y puede hacer la diferencia’. Karina Puglia, voluntaria de la carpa de contingencia del Hospital Clínicas.