Al profundizar estos «tres momentos de la vida de Jesús», el Pontífice habló primero de la oración. El Señor, relata Lucas, «salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios». De ello se deduce que Él «reza por nosotros. Parece un poco extraño —dijo el papa Francisco— que Él, que vino a traernos la salvación, que Él, que tiene el poder», ore al Padre. Sin embargo, «lo hace a menudo, incluso lo dice», afirmó el Pontífice recordando la frase que dirigió a Pedro en la última Cena: «He pedido por ti».
Jesús ha pedido y sigue pidiendo «por nosotros: es el intercesor. También ahora, que está ante el Padre, en el cielo, su trabajo —afirmó el obispo de Roma— es este: interceder, orar. Es el gran intercesor». Se trata de una verdad que «debe alentarnos». Porque en los momentos «de dificultad o de necesidad», recordó el papa Francisco, hay que pensar: «Pero tú estás rezando por mí. Reza por mí. Jesús reza por mí al Padre». Por lo demás, añadió, este «es su trabajo de hoy: orar por nosotros, por su Iglesia».
Pasando luego al segundo momento descrito en la escena evangélica —«Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y escogió de entre ellos a doce»— el Pontífice destacó que «fue Él quien eligió; y lo dice claramente: “No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido”». Como consecuencia, también esta actitud de Jesús nos alienta, porque tenemos una certeza: «Yo fui elegido, yo fui elegida por el Señor. El día del bautismo Él me eligió».
Por último, el tercer momento (…) presenta a un «Jesús cercano a la gente. No es un profesor, un maestro, un místico que se aleja y habla desde la cátedra», sino más bien una persona que «está en medio de la gente; se deja tocar; deja que la gente le pida. Así es Jesús: cercano a la gente».
(Frases extractadas de http://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140909_lista-jesus.html).