El papa Francisco reflexionó: “Hay cinco verbos de cercanía que Jesús vive en primera persona y que indican los criterios del protocolo final: ver, llamar, hablar, tocar, sanar. Sobre esto serán juzgados no solo los pastores, los primeros en correr el riesgo de ser hipócritas, sino todos los hombres”.
“En la sinagoga había una mujer que estaba encorvada, completamente encorvada, pobre, y no era capaz de estar derecha: una enfermedad de la columna la mantenía así desde hace años”.
“Y ¿qué hace Jesús? A mí me impresionan —reveló el Papa— los verbos que usa el evangelista para decir lo que hizo Jesús: “vio”, la vio; “llamó”, la llamó; “le dijo”; “impuso sus manos sobre ella y la sanó”. Son cinco verbos de cercanía”.
Por lo demás, Francisco afirmó que “el buen pastor no puede estar lejos de su pueblo y esa es la señal de un buen pastor: la cercanía. En cambio, los demás, en este caso el jefe de la sinagoga, aquel grupito de clérigos, doctores de la ley, algunos fariseos, saduceos, los ilustres, vivían separados del pueblo, empobreciéndolo continuamente”. Pero reafirmó el Papa: “Estos no eran buenos pastores, estaban cerrados en su propio grupo y no les importaba el pueblo: tal vez les importaba, cuando había terminado el servicio religioso, ir a ver cuánto dinero había en las ofrendas, eso les importaba, pero no estaban cerca del pueblo, no estaban cerca de la gente”.
He aquí que “Jesús siempre se presenta así, cercano”, señaló el Pontífice.
Y tantas veces aparece en el Evangelio que la cercanía viene de aquello que Jesús siente en el corazón: “Jesús se conmovió, dice, por ejemplo, un pasaje del Evangelio, siente misericordia, se acerca”. Por esta razón, “Jesús siempre estaba allí con la gente abandonada por aquel grupito clerical: estaban allí los pobres, los enfermos, los pecadores, los leprosos: estaban todos allí, porque Jesús tenía esa capacidad para conmoverse frente a la enfermedad, era un buen pastor”. Y “un buen pastor se acerca y tiene capacidad de conmoverse”.
(Frases extractadas de http://www.vatican.va).