23 abr. 2024

En búsqueda de una historia

No debe olvidarse que la Iglesia soportó el cierre de Comunidad, semanario de alta distribución y lectura, y que llegó hasta la excomunión de altos personajes represores del stronismo.

No debe olvidarse que la Iglesia soportó el cierre de Comunidad, semanario de alta distribución y lectura, y que llegó hasta la excomunión de altos personajes represores del stronismo.

Pedro Gamarra Doldán

La Iglesia Católica paraguaya tiene una historia del todo entrelazada con lo nacional, desde los orígenes embrionarios de nuestra vida independiente. La presencia de ella se halla expuesta en el desarrollo de esa instancia de más de 200 años, en sus momentos gélidos y en sus etapas volcánicas.

La religión popular no sufrió propiamente los embates de una forma de practicar la fe, o la costumbre en un ritual mundial, a disenso de la situación a las autoridades religiosas del país, que pasó, de ser una iglesia sujeta a Madrid, a tenerla férreamente instalada, desde inicios, en virtud de la regia dictadura que se erigió en Asunción.

Al ocurrir los cambios políticos, el obispo Pedro García de Panes venía propuesto y designado por el rey de España, y ungido cómo obispo, en forma delegada, por el Papa, desde Roma. Era el Patronato real que ofrecían los reyes desde la península ibérica, y que se trasladará intensamente a los nuevos gobernantes del Paraguay.

IGLESIA NACIONAL

El doctor José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840), muy influido por el galicanismo francés y el josefinismo austriaco, y por su férreo gobierno dictatorial de la novel república en 1813, iniciándose con ello un caminar hacia la tendencia de formar una “iglesia nacional. De hecho casi siempre nuestra Iglesia se proyectó muy presurosa hacia una forma de ser propia

Al morir el dictador Francia en 1840, la Iglesia estaba huérfana de obispo, y de cualquier vínculo con Roma. Sin seminarios o centros formativos religiosos El Real Colegio y Seminario de San Carlos fue clausurado en 1823. Los sacerdotes que sobrevenían eran muy mayores. Sin embargo, lo que persistió de ella estará grandemente presente en la breve, pero vital formación de la Academia Literaria, en los momentos iniciales del muy positivo gobierno de don Carlos Antonio López (1841-1862). Las relaciones con Roma se restablecerán; el entonces general Francisco Solano López irá a esa ciudad en 1854, pero ya antes se había nombrado un obispo, el primero de origen paraguayo: Fray Basilio López Insfrán, hermano de don Carlos Antonio López, que debió ser consagrado en Cuyaba, capital de Matto Grosso, Brasil, en 1843, por no tenerse relaciones con el gobierno de Buenos Aires.

Los jesuitas volverán, brevemente hacia 1846, y formarán un colegio de latinidad, que tendrá como alumno, entre otros, al propio Francisco Solano López Se reabrirá un seminario; por la muerte del obispo Basilio López, será sucedido de inmediato por Juan Gregorio Urbieta y este por Maíz, y este a su vez por Manuel Antonio Palacios, pudiéndose creer que lo natural del vínculo se habría restablecido.

Pero en 1864 estalló la Guerra de la Triple Alianza, que llevó al frente a la mayoría de los sacerdotes, en servicios espirituales. En 1865 por bula papal, el Obispado de Paraguay, el más antiguo del Río de la Plata, se volvió sufragáneo de Buenos Aires, y esto para peor de males, durante la Guerra Grande, situación de dependencia que perdurará hasta 1929 cuando se crea el Arzobispado de Asunción, con los obispos de Concepción y Chaco y el de Villarrica. Todo ello, a su vez, en vísperas de la Guerra del Chaco.

En este punto es fundamental la obra de Silvio Gaona, en dos tomos, sobre la presencia de sacerdotes católicos, en la Guerra Grande y en la Guerra del Chaco, que sorprende por su riqueza informativa.

En 1870, al término de la Guerra Grande, Paraguay se hallaba de nuevo sin obispo, sin seminario, sin vínculo con Roma, en entredicho, por la muerte violenta del obispo Palacios, y casi sin sacerdotes, muertos en la guerra, por pestes, por ajusticiamiento.

LAS PENURIAS DE LA IGLESIA

Las penurias de la Iglesia paraguaya bajo los gobiernos a lo largo del primer centenario de la República, y algunos sucesos históricos (Servilibro 2021) es una obra ejemplar del escritor Cristóbal Duarte Miltos, médico nacional con impronta del Colegio San José, que vivió por décadas en Estados Unidos, lo que le permitió por vocación de estudio acudir a las fuentes previas más cercana y acceder a las bibliotecas de ese país, así como investigar también en el archivo Vaticano posteriormente.

Antes que él lo habían estudiado en forma breve Antonio Zinny, Fidel Maíz, Hermenegildo Roa, Carlos Heyn Schupp, Alberto Nogués, Jerónimo Irala Burgos y Antonio Blujaki. Poco más tarde lo harán en forma más homogénea Margarita Durán Estragó, Ignacio Telesca entre otros, quienes alientan escribir una historia completa de una institución tan importante a nuestros contenidos y avatares.

Es innecesario decir que la obra del Dr. Duarte Miltos es valiosa y fundamental, de fuentes primigenias. Con no mucha opinión personal, calificativa, pero eso sí, con una densa información bibliográfica y documental, inédita.

Es increíble en este tren de cosas la gran cantidad de libros de autores norteamericanos, en inglés, que no han sido aún traducidos, creo que ellos deberían ser conocidos, para un mejor acceso a otras fuentes investigables.

En este mismo sentido, cabe mencionar el trabajo sobre La Iglesia y los partidos políticos en la vida política del Paraguay, desde la Independencia, de Francoise Chartrain, 2013, de sólidas bases.

Los difíciles años políticos de 1920, en adelante, y la Guerra del Chaco (1932/35) marcan duramente a esta Iglesia, donde de nuevo tantos sacerdotes darán su vida en esa contienda. Luego vendrá la difícil situación a que llevó el gobierno del coronel Rafael Franco, (1936/37), no por medidas represivas; sino por lo poco diplomáticas. Luego llegará la guerra civil de 1947 y el “duro orden”, de 1954 a 1989, y el hoy en día.

De nuevo, y bajo el sello editorial Servilibro, 2021, el Dr. Cristóbal Duarte Miltos prosigue en este segundo tomo su obra de investigación. La Iglesia, aún “oficial” hasta 1992, sobrevivía con cierta independencia al patronato real, que aún persistía. No debe olvidarse que la iglesia soportó el cierre de Comunidad semanario de alta distribución y lectura, y que llegó hasta la excomunión de altos personajes represores del stronismo y la supresión de la celebración de la misa de Caacupé, causando un profundo impacto social

HISTORIA COMPLETA

La importancia de los dos libros, del Dr. Duarte Miltos no puede ser omitida en una verdadera historia nacional. La historia de una creencia tan adherida a la paraguayidad, donde siempre ella forma parte de nuestros avances o retrocesos, políticos, espirituales y culturales.

Pero se impone hacer notar que pocos ingresamos en profundidad a escribir sobre lo religioso o ritual, de los indígenas primigenios, época precolonial, y tampoco de la colonial –1537-1811–, en donde la obra de conexión de esa creencia, su actitud ante las encomiendas de indios, las revoluciones comunes, la forma de evangelizar (y realizan comercio) de los jesuitas (1609-1767); los franciscanos, mercedarios y otras congregaciones. ¿Qué impacto tuvieron Bartolomé de las Casas, Francisco de Vitoria, en nuestra religión, en el pensamiento de nuestros religiosos, y por supuesto, la aparición del diezmo en la iglesia nacional? Parte de estas preguntas lo cubre el libro Historia de la Iglesia en el Paraguay de Margarita Durán, Ignacio Telesca y Carlos Heyn.

La obra en dos tomos del Dr. Cristóbal Duarte Miltos debe leerse, por su novedad, su ilustrada bibliografía. Debe formar parte de toda buena y biblioteca.

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