18 may. 2025

Emprendedores cumplen el ansiado sueño de abrir el negocio propio

El trabajo tenaz y la formación fueron los motores que impulsaron a varios emprendedores a lograr el despegue de sus negocios. Así demuestran que la capacitación es esencial para el éxito.

De ayudante de panadero a inaugurar su propia confitería. Este es el sueño cumplido de Lineo Cristaldo, quien con esfuerzo y mucho empeño demuestra que la frase “el que quiere, puede”, se puede hacer realidad si se trabaja con ahínco para llegar a la meta y cumplir el acariciado sueño de pasar de panadero a dirigir su propio emprendimiento.

Cristaldo inauguró su confitería la semana pasada, a la que bautizó Emanuel, localizada en Rincón del Peñón Nueva Asunción, en la ciudad Limpio, su lugar de residencia.

Pero Cristaldo, además de trabajar por cumplir su meta, fue consciente de que primero necesitaba capacitarse aún más, no solo para hacer las mejores masas de la ciudad, sino también en cómo dirigir su negocio de forma exitosa.

Fue así que recurrió al Centro de Entrenamiento del Emprendedor (CEE) del Ministerio de Trabajo, en donde mediante el asesoramiento técnico recibido en esta institución logró concretar su propio negocio.

Lineo había perdido su puesto laboral en la empresa en donde trabajaba por una cuestión de reorganización, por lo que decidió poner en práctica su talento como emprendedor con apoyo de su esposa. En los primeros tiempos producía bollos con relleno de crema pastelera y hoy en día elabora variados productos de panadería y confitería. Ahora, cuenta con cinco personas que trabajan con él en el área de producción, y otras 16 que le ayudan en la venta y distribución de sus productos. Además, logró comprar dos vehículos para repartir sus productos en diferentes zonas de Limpio y en otras ciudades de Central.

POYVI. Gracias a las técnicas de negociación aprendidas en el Centro de Entrenamiento del Emprendedor, Ana Chamorro decidió explotar su talento para las manualidades, elaborando variados tipos de productos recurriendo al tejido típicamente paraguayo denominado poyvi, para ponerlos a la venta. Tal es así que Chamorro, apoyada por su familia en todo su andar como emprendedora, decidió abrir su tienda de poyvi, a la que le dio el nombre de Pámpano, en su ciudad natal, Carapeguá.

Chamorro empezó a comercializar sus productos elaborados por sus propias manos en el 2013, recurriendo al reciclaje de tejidos, técnica que aprendió de su madre.

Actualmente produce bolsones, camineros, portatererés, mantas, individuales, portapapeles, portabebidas, entre otros múltiples artículos. Su propósito es mantener viva la cultura paraguaya a través de sus trabajos artesanales, hechos con mucha dedicación y poniéndole mucho cariño en cada entramado del tejido.

Para impulsar su negocio, Chamorro aprendió sobre márketing, mejora de su imagen comercial, comercialización y recibió asistencia técnica para ofrecer sus productos en las ferias.