El vuelo papal a Latinoamérica fue entre bromas, rosarios y buen vino

Jorge Bergoglio viajó en Alitalia con casi 80 periodistas para arribar, ayer, a Quito, Ecuador, primer país de su periplo. En pleno vuelo elogió a la mujer paraguaya cuando saludó a una colega compatriota.

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Con la prensa. Los casi 80 periodistas del mundo que viajaron con Bergoglio fueron saludados personalmente.
La mayor expectativa de los periodistas seleccionados para integrar la comitiva que acompaña el vuelo de un Papa en cualquiera de sus giras es tener la oportunidad de un encuentro más cercano con el Sumo Pontífice. Y fiel a su fama de extrovertido y poco proclive a respetar protocolos, el papa Francisco no defraudó.
Jorge Bergoglio no se limitó a dar unas palabras de bienvenida a los 75 periodistas que le acompañan en su periplo por Ecuador, Bolivia y Paraguay; el hombre se tomó el tiempo necesario como para saludar a todos, uno por uno, personalmente.
No pasó media hora desde que el vuelo de Alitalia partiera del aeropuerto internacional Fiumicino de Roma cuando Bergoglio se hizo presente en el sector del Airbus 330 donde se apiñaban los reporteros.
Francisco saludó, bromeó y hasta se tomó algunas selfies con los periodistas, camarógrafos y fotógrafos, demostrando una vez más su excelente sentido del humor. Varios de los colegas le entregaron obsequios y cartas que los fieles de sus países les encomendaron hacer llegar a manos del Santo Padre.
Escoltando al jefe del Estado Vaticano, su vocero, el padre Federico Lombardi, cargaba con rosarios, cruces y cartas que los periodistas iban presentado a Francisco, mientras, un poco más atrás, Mateo Bruni, responsable de la logística y blanco permanente de las miradas de las féminas de la prensa, se encargaba de velar por la seguridad del líder religioso.
Cuando saludó a la trabajadora del diario La Nación, Carolina Vanni, y esta se presentó como periodista paraguaya, Bergoglio le tomó de las manos y señaló con admiración “la gran mujer paraguaya”, ratificando una vez más su profundo respeto por la particular importancia que han tenido las mujeres en la historia del Paraguay.
Bergoglio se tomó como cuarenta minutos para completar su particular bienvenida a la prensa que trabajará en los próximos días cubriendo su periplo por tres países latinoamericanos.
el avión papal. El Papa no tiene un avión propio. Se desplaza en un Airbus 330 de Alitalia, acondicionado especialmente para trasladar al jefe de la Iglesia Católica y su séquito. Es una aeronave ligeramente más suntuosa que las comerciales y ofrece un servicio de clase ejecutiva.
El menú de abordo tiene ciertos toques de la gastronomía vaticana, como una entrada que incluye salamines de Sant Angelo y un vino dulce “Papale Linea Oro”, una delicia vitivinícola que hizo bastante más llevaderas las 13 horas del viaje de Roma a Ecuador.
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