El trastorno compulsivo de rascarse se trata gratuitamente en Clínicas

Cuando una mujer o un hombre se rasca, pellizca o lesiona la piel repetitivamente sin poder resistirse hasta ver sangre o sentir dolor padece una patología psicodermatológica conocida como trastorno de excoriación. La existencia de casos a nivel local movió a psiquiatras a investigar más sobre esta enfermedad que afecta sobre todo a mujeres y jóvenes.

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Sin parar. Los afectados por el trastorno de excoriación sufren deseos de lesionarse la piel.

“Yo no me puedo ver a un espejo”, “Miro mi piel, siento tensión y tengo los deseos de lesionarme sin poder parar”, son las frases comunes que dicen los pacientes durante el tratamiento. El psiquiatra Julio Torales, autor principal del libro Trastornos de la excoriación: de la emoción a la lesión, explica que el trastorno de excoriación surge cuando los pacientes están muy nerviosos o estresados y necesitan descargar su agresividad a través de lesiones cutáneas autoprovocadas. ¿Por qué se lastiman? La principal teoría señala que para expiar las culpas de la mente.

Como la piel y el sistema nervioso central comparten un origen embriológico común, el ectodermo embrionario, reacciona en conjunto y hacen que las emociones se expresen por la piel. Las lesiones cutáneas que se autoprovocan son a la vez un alivio o un escape a esa rabia y un castigo por sentir esa rabia hacia sus padres, sus parejas o conocidos con los que tuvieron algún problema.

El trastorno de excoriación es más frecuente de lo que uno piensa, refiere Torales. La primera vez que se registró la patología fue en 1875, pero recién en mayo de 2013, por primera vez, la Academia Norteamericana de Psiquiatría admitió la existencia de esta enfermedad y la incluyó dentro de la guía clasificatoria de enfermedades mentales. Antes los psiquiatras trataban el trastorno de manera empírica.

Más afectados. El trastorno de excoriación afecta a todos los grupos etarios por igual principalmente a las mujeres. Los dermatólogos y psiquiatras reciben a pacientes adolescentes que empiezan a rascarse la piel en zonas en las que no tienen ninguna lesión, pero generalmente utilizan la zona afectada por acné y se tocan hasta que el deseo de manipular la lesión se vuelve incontrolable.

La conducta de rascado puede ser inconsciente. Cuando se mantiene y finalmente provoca lesiones tiene que llamar la atención de los familiares. Según el psiquiatra, “de tanto que se rascan, algunos pacientes hasta se han cercenado la nariz”. Las lesiones con el tiempo hacen que los afectados no quieran más socializar y se aislan y se deprimen.

La psicoterapia, el tratamiento farmacológico con antidepresivos y hasta terapias coadyuvantes con yoga y acupuntura pueden servir para tratar la patología refiere el libro Trastornos de la excoriación: de la emoción a la lesión que se lanza mañana, a las 11.00, en el auditorio del quinto piso del Hospital de Clínicas.

Quienes reconocen que sufren la enfermedad pueden consultar gratuitamente con especialistas en la unidad de psicodermatología del Hospital de Clínicas.

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