19 abr. 2024

El salto del Chito

El uruguayo Néstor Cedrés adelantó a Boca a los 5 minutos. “Obsérvese cómo va llegando solo, ganando espalda, gente que se da vuelta, Lombardi que tarda en cerrar, se corren todos sobre el costado y Cedrés qué bien cabecea”, describe Enrique Macaya Márquez en la transmisión de la televisión argentina. Esa “gente que se da vuelta” mirando la pelota pasar es, en efecto, Ayala. Es toda la defensa de River: 0-1.
Contragolpe y el 0-2 de otro uruguayo, Sergio Manteca Martínez. Poco después y como en una pesadilla, penal para Boca. Roberto Pompei (ex técnico de Sol de América en 2014) lo erró. Otra vez, sin embargo, el Manteca Martínez (a la postre goleador del torneo) puso el 0-3. En el Monumental de Núñez. Sí, era una tragedia futbolística de proporciones, hasta allí, mayúsculas.
“Fue clave poder marcar un gol antes de que termine el primer tiempo”, matiza quien vistió 159 veces la banda roja y hoy dirige a su homónimo del barrio Mburicaó de Asunción. Fue clave que Sergio Berti marcara el 1-3, tres minutos antes del entretiempo.
“Entramos en el vestuario y no entendíamos nada de lo que estaba pasando. Allí nos metimos y nos hablamos entre todos”, recuerda. “Lo que teníamos que hacer era salir y jugar a lo que sabíamos. Arriesgar un poquito más también. Ramón comenzó a arengar al grupo. En su charla técnica nos dijo que había que mantener la presión alta, pero que ellos nos podían dañar, que nos podíamos quedar mal parados”, cuenta, reconstruyendo el discurso de Díaz.
“Fue un partido raro, un partido de rarezas porque a los 3 del segundo tiempo lo echan a Berizzo”, por una falta a Diego Latorre, hoy comentarista deportivo de televisión.
Poco después, Boca también se quedó con 10, por una mano negligente del Manteca, lejos de su área. Facundo Villalba dejó todo para ese cuarto de hora en que los partidos agónicos se definen siempre: 2-3. En ese cuarto de hora, en el exacto minuto 42 (como Berti en el primer tiempo), allí apareció Ayala como una exhalación.

–¿Apareciste en el lugar exacto en donde, según ensayaban, tenías que estar?

–Uno va a buscar con todas las ganas siempre en los centros. Berizzo, Altamirano, Hernán (Díaz). Siempre íbamos. Berti le pegaba bien. Él sabía que nos gustaban las pelotas abiertas, así como se dio en esa jugada. Nunca fui de atacar en el primer palo. En mi caso, siempre del medio para atrás. Ahí tenía más eficacia, me quedaba el tiempo para poder saltar antes que ir a peinar, a buscar la pelota justa. En el segundo palo siempre tenía más posibilidades.

–¿Hubo alguien que influyera en tu manera de saltar o es algo que lo trajiste contigo?

–Creo que es una cosa innata. Para mí cada jugador viene siempre con algo. En mi caso tuve la particularidad de poder saltar bien. Después se trabaja el salto, entrenando situaciones. Pero lo que hice en toda mi carrera deportiva es, simplemente, aprovechar eso con lo que vine que es poder elevarme muy bien. Sobre todo, desde el mismo lugar en donde estaba parado, sin mucho espacio, elevarme y tener buen salto.

–Sin tomar impulso.

–Sin tomar impulso.

Ayala conocía, como todo futbolista de élite, las potencialidades de su cuerpo y de su oficio. Había caído la noche sobre Buenos Aires cuando de un cabezazo (elevada la suya por sobre el capitán de Boca, Néstor Fabri), puso el 3-3 final aquel 23 marzo de 1997, en un celebrado empate. Sí, celebrado, dice el autor del gol: “Por cómo se dio el partido. Repito que fue raro, porque nosotros a los 45 minutos pudimos haber ganado con esa que el Pipa (Leonel) Gancedo tiró encima del travesaño. Así como podíamos haber perdido 6, 7 a 0”, sintetiza.


Salto y formación
—¿Hay alguien en el fútbol paraguayo o internacional en quien identificás tu manera de saltar y atacar el balón?
—Al que siempre le miré, si bien no tuvo la posibilidad de jugar aún en la Selección, es Gustavo Velázquez. Me gusta mucho su forma de saltar, similar al mío. Salta muy limpiamente, un salto desde el lugar; con espacio, mucho mejor. Un salto limpio, le llamo.
—¿Cómo definirías ese salto?
—Es uno en que se aprovecha bien los espacios, en que necesitás ser rápido. Trabajaba mucho en mi reacción cuando jugaba, en la velocidad. Cuando uno juega en equipos grandes, sabe que siempre te van a salir buscar el partido y queda espacio atrás. Entonces uno se las tiene que arreglar. Antolín (Alcaraz), por ejemplo, sigue manteniendo su salto a pesar del tiempo. Es uno a quien le veo con un salto importante. No le atosiga al rival. Paulo (Da Silva) mismo sigue manteniendo su salto y su cabeceo.
Para Chito no hay demasiado secreto, además de venir bien dotado genéticamente para el fútbol: la formación. Fruto de una escuela de fútbol, el 79 veces internacional por la Selección Paraguaya insiste: “Los chicos tienen que aprender. Hay que darle ese tiempo en las formativas”, insiste.
Indagado si el fútbol paraguayo ha ido perdiendo su buen juego aéreo, su cultura futbolística tradicional, complementa: “Perdimos mucho nuestra esencia que era el buen salto, la marca rígida, esa actitud para salir y morder. La perdimos un poquito con el tiempo. En el fútbol paraguayo, en general. Nos fijamos mucho en Barcelona, en el toque por abajo. Está lindo, no digo que esté mal, pero no me parece cambiar toda nuestra cultura futbolística”.
Su voz se pone serio otra vez en el teléfono. Está a punto de hablar del puesto en el que fue un excelente futbolista y se nota en el tono. Analiza: “Centrales jóvenes que resalten no hay mucho. Hoy sentimos eso en la Selección. ¡Lo mismo nos pasa con los centrodelanteros! Estamos sufriendo mucho en esas dos partes. Están saliendo poco. Hay que laburar más en divisiones inferiores.


LOS TÉCNICOS
De aquel plantel de Ramón Díaz, hoy varios son directores técnicos. Marcelo Gallardo, de hecho, encarna la tradición de Díaz, modernizada y tan exitosa o más que la de Ramón. De entre los que trabajaron o trabajan en Paraguay, Berizzo dirigió también en Chile y en España y ahora aguarda su prueba de fuego con selección, heredero más bien de la línea de Marcelo Bielsa. Leonardo Astrada fue en dos oportunidades técnico de Cerro Porteño, al que llevó a semifinales de Copa en 2011. Santiago Solari no pudo demostrar su evolución técnica en el Real Madrid, cuando fue puesto a prueba.
Celso Ayala fue campeón en segunda división con Independiente de Campo Grande, en 2016. Entrenó en dos clubes de Bolivia. Todavía no entrenó a uno de los grandes de Paraguay, pero su nombre ha sonado siempre en Olimpia. ¿A qué entrenador se siente cercano en sus maneras, Celso Rafal Ayala? ¿A Ramón Díaz?
Ríe: “Son gustos. Sí, de esa época han salido muchos entrenadores. Algunos entrenan, de otros no se sabe mucho. De la camada de la Selección también hay varios entrenadores. Todo pasa por el gusto y la trayectoria. Ramón está ahora en un equipo importante, Berizzo está en la Selección. Pero nosotros tenemos buenos profesionales, profesionales de confianza. Lo que hay que hacer es darles partidos. Ojalá en algún momento los entrenadores nacionales tengan la posibilidad de dirigir de nuevo a la Selección. Últimamente, nos fijamos mucho afuera. Unos van a tener éxito y otros no, como en cualquier lado.
—¿Pero te sentís futbolísticamente cercano a Ramón o a Berizzo?
—Me siento cercano a los dos. Con Toto tenemos una amistad muy importante, somos de charlar y hablar de todo. Con Ramón lo mismo. Ganamos y vivimos muchas cosas juntos. Podemos charlar y conversar de cualquier tema. Uno es de agarrar cosas de los dos. Uno mira y le sirve algo siempre. Tengo una manera de dirigir, también. En mi caso vivo mucho los partidos.


Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.