“Santo Padre, ¡qué gusto verlo!”, le dijo el presidente antes de ingresar a la biblioteca privada del Pontífice en el segundo piso del palacio apostólico. “¡Bienvenido!”, respondió el Papa, quien bromeó luego con el mandatario al invitarlo a entrar: “Primero el monaguillo”, le dijo.
Con ese gesto simpático el Pontífice marcó el tono del encuentro, de 44 minutos, mucho más largo de lo que suele conceder a otros mandatarios, inclusive al predecesor de Fernández, Mauricio Macri. Los 2 líderes, que se conocen desde hace años, abordaron varios temas de interés común, entre ellos el alivio de la deuda externa argentina, una prioridad del Gobierno de Fernández.
“Se examinó la situación del país, con especial referencia a algunos problemas como la crisis económica financiera, la lucha contra la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, la promoción social y la protección de la vida desde su concepción”, resumió el Vaticano.
El mandatario, quien asumió el poder en diciembre, reconoció luego en una rueda de prensa en la residencia de la Embajada argentina ante la Santa Sede, que hablaron mucho de la pobreza y de la deuda externa, temas, aseguró, en que tienen muchas coincidencias. “El Papa ya nos está ayudando mucho y lo valoro. Porque es un argentino preocupado por su patria y por su gente. La deuda trajo pobreza a la sociedad”, recalcó Fernández. “El Papa va a hacer lo que pueda hacer para ayudarnos”, agregó.
Ni aborto ni viaje. Al término de la audiencia, Francisco recibió a la delegación argentina, formada entre otros por la pareja del presidente, Fabiola Yáñez, rigurosamente vestida de negro, y el canciller Felipe Solá.
Durante el tradicional intercambio de regalos el Papa le obsequió al mandatario sudamericano entre otros una escultura de bronce dedicada a la paz. “Es lo que quiero de ustedes, que sean mensajeros de paz”, dijo al entregarla.
Fernández reconoció que no abordaron dos temas delicados para Francisco: La legalización del aborto, que el mandatario defiende abiertamente, ni un eventual viaje del Pontífice a su país.
“No, no hablamos de aborto”, confesó el mandatario, tema que fue abordado sucesivamente con altos funcionarios de la Santa Sede.