El texto que sigue a continuación es el que elaboró la Academia Sueca al valorar las razones por las que Saavedra Lamas merecía el galardón: «Como internacionalista, Saavedra Lamas ha pasado a la posteridad como autor y promotor del llamado Pacto Antibélico, resumen teórico de sus ideales, concebido como un pacto universal, al igual que el de Briand-Kellogg (1928), que proscribió la guerra, pero incluyendo una cláusula sobre la imposición de sanciones al agresor, según el precedente de la carta fundacional de la Sociedad de Naciones.
«Convencido de la necesidad de la colaboración de Estados Unidos, Saavedra Lamas incluyó en los dos primeros artículos del Pacto una formulación, ligeramente modificada, de dos principios del derecho internacional que habían sido preconizados por Franklin D. Roosevelt: la condena de la guerra de agresión y de cualquier modificación territorial que no hubiera sido alcanzada por medios estrictamente pacíficos.»
MÁS SOLIDARIOS. El Pacto Antibélico fue más lejos que el de Briand-Kellogg, pues impuso a los Estados signatarios ajenos al conflicto el deber de observar “una actitud común y solidaria” y emplear medios jurídicos, políticos y económicos, conformes con el derecho internacional, para detener las hostilidades, pero preservando, al mismo tiempo, el principio de la neutralidad.
El artículo cuarto estableció un procedimiento de conciliación que los Estados signatarios se obligarían a seguir para resolver sus litigios. Por lo tanto, el Pacto Antibélico siguió una vía intermedia entre el Pacto Briand-Kellogg y la llamada Doctrina Stimson, que se limitaron a proclamar unos principios, y el sistema bastante más rígido de la Sociedad de Naciones, con su mecanismo para imponer sanciones al Estado que fuera declarado agresor.
El Pacto Antibélico, propuesto por Carlos Saavedra Lamas en el otoño de 1932, fue firmado, en Río de Janeiro (octubre de 1933), por Argentina, Brasil, México, Chile y Paraguay, precisamente cuando este último país se encontraba comprometido en la Guerra del Chaco contra Bolivia.
El Pacto fue suscrito posteriormente por casi todos los países iberoamericanos, así como también por Estados Unidos e Italia.