Hoy meditamos el Evangelio según San Lucas 6, 27-38. En el evangelio de la misa de hoy, nos enseña el Señor que las obras del cristiano han de ser superiores a las de los paganos para obtener esa recompensa sobrenatural. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores aman a quienes los aman. Y si hacéis bien a quienes os hacen bien, ¿qué mérito tendréis?, pues también los pecadores prestan a los pecadores para recibir otro tanto...
La caridad debe abarcar a todos los hombres, sin limitación alguna, y no debe extenderse solo a quienes nos hacen bien, a los que nos ayudan o se portan correctamente con nosotros, porque para esto no sería necesaria la ayuda de la gracia: También los paganos aman a quienes los aman a ellos.
Lo mismo ocurre con las obras de un buen cristiano: No solo han de ser “humanamente” buenas y ejemplares, sino que el amor de Dios hará que sean generosas en su planteamiento, y sean así sobrenaturalmente meritorias.
El papa Francisco a propósito del Evangelio de hoy dijo: “Es darse a sí mismo, dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, que nos hacen mal, a los enemigos. Esta es la novedad del Evangelio. Jesús nos muestra que no hay mérito en amar a quien nos ama, porque eso también lo hacen los pecadores. Los cristianos, sin embargo, estamos llamados a amar a nuestros enemigos. Hacer el bien y prestar sin esperar nada a cambio, sin intereses y la recompensa será grande.
El evangelio es una novedad. Una novedad difícil de llevar adelante. Pero significa ir detrás de Jesús.
Y podríamos decir: ‘¡Pero, yo... yo no creo que sea capaz de hacerlo!’ - ‘Si no lo crees, es tu problema, pero el camino cristiano es este. Este es el camino que Jesús nos enseña’. ¿Y qué debo esperar? Ir sobre el camino de Jesús, que es la misericordia; ser misericordiosos como el Padre es misericordioso. Solamente con un corazón misericordioso podremos hacer todo aquello que el Señor nos aconseja. Hasta el final. La vida cristiana no es una vida autorreferencial; es una vida que sale de sí misma para darse a los otros. Es un don, es amor, y el amor no vuelve sobre sí mismo, no es egoísta: Se da”.
(Del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://es.catholic.net)